Relaciones de viajeros

RELACIONES DE VIAJEROS 23 la historia de los Papas. Por lo que ya se ha difundido, la histo– ria promete no ser muy magnánima para el carácter personal de los Papas, ni parece tener la intención de fortalecer su autoridad e influencia pontificia, sino muy al contrario. Había una revista mensual publicada en Londres, durante el reinado despótico de Fernando. En esta publicación aparecía la historia de los/ Papas, y, me parece, que lo que se está pubH– cando acá, es justamente una copia de ese trabajo. La revista se llamaba El Español Constitucional, y estaba escrita por uno de los que habían huído de manos del déspota Fernando. El era un hombre liberal, quien, estando en Londres, se sintió libre y sin restricciones para escribir sobre los abusos de la Iglesia de Roma. Había otra publicación periódica en español, publicada al: gunos años antes, llamada El Español. Era, también, impresa en Londres, y escrita con el mismo espíritu y liberalidad. Estas dos publicaciones llegaron a América del Sur, y han sido leídas bas– tante, y, como Ud. puede suponer, han servido, considerable– mente, para iluminar la mente de la gente de estos países. Le mencioné, en alguna de mis últimas cartas, la grata noti– cia de la venta tan rápida en esta ciudad, de 500 Biblias en espa– ñol, y de 500 libros sobre el Nuevo Testamento. Se vendieron to– dos en dos días, y la misma cantidad pudo venderse en los dos días siguientes, pero se acabó la existencia, y mucha gente quedó decepcionada. Por esta placentera circunstancia, espero, diaria– mente, con gran ansiedad, por las Biblias y los libros del Nuevo Testamento, que la Sociedad Bíblica ha quedado en mandarme. Las circunstancias mencionadas anteriormente son, verdade~ ramente, estimulantes, ya que el ansia de leer las Sagradas Escri– turas no se ha manifestado de esta manera en ninguna parte de América del Sur. Por esto y otros sucesos, estoy pronto a parti– ciparle, que la palabra de Dios tendrá sin duda libre curso en este lugar, y roguemos para que dicha palabra no sea solamente esparcida, sino también glorificada. Tengo otra cosa que participarle, quizás aún más agradable; y es, la casi segura esperanza de conseguir que el Nuevo Testa– mento sea introducido en el Perú como texto escolar. Confío en que esta expectativa no nos decepcione, sino que, al contrario, sea verificada en el tiempo debido. En este momento, todo pa– rece favorable para la ejecución de nuestros proyectos. Tan pronto como las Biblias entraron en circulación como dije anteriomete, empezó una agitación en el ánimo de la gente,

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