Relaciones de viajeros

lWLACtóNES DE VIAJEROS 337 en todo caso, y lo hice mientras mi amigo se disculpaba de no te– ner los pases. Seguí por la ciudad en derechura al patio de la casa que ocupó mi familia antes de embarcarse, sin mirar a derecha e izquierda; y metiendo el caballo en el establo esperé que mi amigo viniese del cuerpo de guardia. Así que llegó, dispuse mi ánimo para el ataque; y tomándole el brazo, caminamos a la punta del muelle, donde se hallaba el ca– pitán de guardia y centinelas apostados a pocas yardas entre sí; adelantamos hasta llegar al oficial, audazmente y, llamando un bote con tono resuelto, nos embarcamos sin que nos dijesen una pala– bra. Sin embargo, todavía teníamos que pasar una línea de lanchas cañoneras fondeadas frente al muelle; pero felizmente en ese mo– mento estaban sin gente que había ido a tierra para ser pagada, de modo que pasamos sin que nos gritasen ¡Alto, quién vive!, y nos dirigimos a bordo de la Fly. Aquí encontré a mister Cragg y con él convinimos una señal que iba a hacernos así que el bote de policía hubiese hecho la última visita al Crown para despacharlo, y yo iría a bordo. Ahora me figuraba haber terminado todas las dificultades y que el bote de la Fly me llevaría al Crown al hacerse la señal convenida; pero encontré con gran pesar mío, que los oficiales no podían inter– venir sin órdenes al respecto de su comandante. Después de alguna discusión, se convino que yo iría primero a bordo de un buque in– glés fondeado fuera de tiro de los fuertes para esperar allí la señal, conservando el bote en que me trasladase, a fin de que los hombres que lo tripulaban no informasen en mi contra. En consecuencia, me dirigí al Swallow donde llegué a eso de la una. Naturalmente vigi– laba ansiosamente los movimientos del Crown para ver si había al· guna demora inesperada en despacharlo, y temía que los españoles me buscasen en tierra y, no encontrándome, detuviesen al Crown hasta que yo pareciera. Entre tres y media y cuatro el Crown dis· paró un cañonazo, señal para que se largaran los botes de visita; no mucho después vi alejarse todos los botes atracados a su banda; y, por fin, se izó la bandera, señal convenida conmigo por el capi– tán Cragg. Mediaba considerable distancia a popa del Swallow, y por tanto esperé que se nos acercara más para saltar al bote. En este momento vi un bote lleno de gente que salían de la cos– ta así como otro de la Fly; y temeroso en cuanto a las intenciones del primero, esperé hasta que el bote de la Fly llegara al Crown Cuando éste se acercó, el capitán me gritó que fuese a bordo inme– diatamente, pues el capitán del puerto nos daba caza ( uyo era el bote que había visto venir a tierra), y trasbordé mi baúl al bote.

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