Relaciones de viajeros
350 ESTUA~O NtJ~EZ Ellos son por lo general cultivadores de la tierra, y forman la parte principal del partido independiente por el odio que les inspira el gobierno de España. Esta población siente gran aversión por los ingleses, y habiéndosenos confundido con oficiales de esa nación, vestidos de civil, hemos sido insultados con frecuencia. Un subte– n iente de la fragata L'Aurore, cuyo comandante era el comodoro Prescott, fue gr avemente maltrado en el camino a Lima, pese a que estaba uniformado. La similitud de creencia religiosa los dispone más en nuestro favor. El peinado de las mujeres mestizas consiste en un sombrero redondo semejante al de los hombres, y por lo general, de fieltro blanco, de cuero hervido o de paja, siendo su tamaño tan desmesu– radamente grande, que podría servir fácilmente de parasol. Los hom– b r es usan como pantalón el macum, que está abierto a lo largo de las piernas, no sirviendo sino muy poco para abrigar esa parte. El resto de su atuendo no tiene nada de particular. Hombres y mujeres tienen const antemente el cigarrillo en la boca, y las damas de buen tono siguen también esta costumbre: todos, sin distinción alguna, llevan al cuello amuletos de toda clase. Los indígenas o descendientes de peruanos, llevan el nombre de cholos. Su rostro es cobrizo, pero su raza está muy lejos de ser pura. En las tumbas de los antiguos Incas, que se encuentran co– munmente en los alrededores de Lima, se encuentran ceramios en tierra roja, adornados de dibujos extraños y curiosos, que prueban los progresos que habían hecho estos pueblos en el arte cerámico. El ejercicio de la medicina ha caído en completo descrédito en el Perú. Los médicos que se expatrian de Europa con el fin de ejer– cer su arte en Lima, se han visto obligados a entregarse a diversas ocupaciones ajenas a su estudio para procurarse medios de existen– cia. Negros de completa ignorancia tienen el derecho de aplicar los remedios empíricos con que el prejuicio ha armado sus manos. Barberos estúpidos, cuyos rótulos están cubiertos de lancetas y de dientes, practican la cirugía y el arte del dentista. Algunos tenderos farmacéuticos, al vender una droga , enseñan sus propiedades y la manera de administrarla. En una palabra, el arte más peligroso que existe cuando no es ejercido por hombres inst ruídos y probos; el arte más honorable para los que se consagran a él durante largos años de estudios, desinteresadamente, ha caído en poder de una envilecida turba, siendo en Lima considerado como una profesión degradante, que no podría abrazarla un hombre bien educado. ¡Qué ignorancia y qué prejuicios! Por mucho que nosotros no hubiésemos permanecido en Lima
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