Relaciones de viajeros

356 ESTUARDO NU~EZ Hada por las enérgicas medidas del nuevo dictador, pues apare– cian soldados en armas por todas partes, o reclutas en ejercicio o en licencia. Habían sido requisados los caballos de los particulares para el servicio de la caballería; donaciones que se decían volunta– rias, aunque imperiosamente solicitadas, habían permitido vestir a la tropa. La infantería estaba compuesta por jóvenes todavía ado– lescentes, y cuyas compañías no ofrecían ni nervios ni aplomo mi– litar, residiendo toda la fuerza en los negros,. hombres robustos, crueles, pero belicosos. Los oficiales exhibían un gran lujo en sus uniformes, mientras que la ropa de los soldados resultaba singular en algunos detalles. Es así como los gorros de los granaderos esta– ban hechos con pieles de cordero, sobre los que tremolaban como penachos grandes copos de algodón. Los cascos estaban a medio curtir y pintados de negro, con crines de lana roja. Las vainas de los sables de la caballería se componían de correas de ternero, cu– ya pelambre estaba afuera. Con respecto a su topografía, hay que recordar que una vasta llanura, desnuda, pareja, y poco elevada sobre el nivel del mar, se extiende entre el Callao y Lima. El litoral, hasta una distancia bas– tante grande, está formado por montones de pedruzcos conside– rables, que han debido haber sido acarreados por las inmersiones frecuentes que producen los temblores de tierra, y de los que los habitantes guardan tristes recuerdos. Estos pedruzcos son perfec- tamente redondeados y por lo general de naturaleza granítica o cuarzosa, debiendo sin duda su origen al lastre de los navíos fon– deados en la rada, o quizás a los desplazamientos de pequeños ca– bos al sur del Callao o de Bocanegra al norte. Numerosos arroyos y charcas de agua dejan huellas en los al– rededores del Callao: una espesa hierba forma allí tapices verde– gueantes, aunque, sin embargo, anchas superficies están cubiertas por florescencias salinas, extendiéndose más de una milla hacia el interior. Las aguas 'del mar, cubriendo frecuentemente el suelo, lo han impregnado con la sal que contienen. Algunas partes de esta Ilanura han sido dedicadas a la agricultura, estando rodeadas las propiedades por muros de tierra muy sólidos, llamados tapias.-La naturaleza de esta tierra es una marga productiva. Las montañas de Lima son completamente desnudas, con excepción de algunas ende– bles plantas carnosas, tales como el solanum y un cactus, las únicas que subsistían en la época de nuestra estada. Sus bases están for– madas por rocas graníticas, sus cimas son esquistosas, estando el esquisto cargado de partículas ferruginosas. Estas montañas pre· sentan algunas huellas de un terreno arenáceo, debido completamen

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