Relaciones de viajeros
36 :~ :--l de ;su -pluma:jé, ·contraste sublime y curioso de una pujante na– turaleza! A dos pasos de allí,, el silencio del desierto y el espan– toso aspecto de un terreno arenoso y abrasador; aquí, las delicias de la frescura y de la umbría, unidas a la dulce melodía de los sochantres de la naturaleza, y la arrobadora vista de un suelo cubierto con todas las riquezas de Flora y de Pomona! Bajo estos nemorosos bosquecillos, la cigarra mezclaba sumo– nótono grito a la voz musical de las aves; una especie de cua– drúpedo de pelaje azulino, del tamaño y forma de una ardilla, brincaba a través de sus espesos ramajes, y, en el seno de las flores que los coronaban, había en suspenso una multitud de insectos, entre los cuales brillaban grandes y magníficas ma~ riposas. "El señor Helguero nos hizo una acogida llena de cordia– lidad; rodeado de una noble familia, se nos antojó un patriarca de los primeros tiempos del catolicismo. Primo hermano del general La Serna, a la sazón a la cabeza de un pequeño ejército realista que marcha1?a sobre Lima, él hacía votos por el resta– blecimiento de la autoridad del Rey Fernando, y acogía en su casa a los desventurados defensores de esta causa. La misma mañana, una familia entera, emigrada de Guayaquil, había en– contrado refugio en su casa. El aislamiento de su vivienda y la indiferencia de los habitantes de esta parte del Perú por la cau– sa de la independencia, le permitían cumplir sin mayor ries– go los sagrados deberes de la hospitalidad para con los infor– tunados fugitivos. "La propiedad del señor Helguero está situada, como ya lo he dicho, en las orillas del río la Chira, a cuatro leguas de su desembocadura. El cuerpo del edificio, construído con ladrillos y blanqueaso con cal, y de un solo piso, con una planta baja vasta y cómoda y un balcón de madera toscamente trabajado, que da sobre la fachada del lado del río, y desde donde la vista se extiende sobre un delicioso jardín. Allí se encuentran reuni– dos el platanar, el cocotero, el papayo, el naranjo, el limonero, el guayabo, el granado, el higo y las sandías, que es el melón de agua; el terreno parece dar excelente rendimiento. Allí se cultiva el algodón, el maíz, la caña de azúcar, el tabaco. En fin, esta propiedad, por su posición y su fertilidad, entregada a manos más industriosas, sería una rica mina para la fortuna de su dueño, quien no le extrae actualmente sino lo que es necesario para el mantenimiento y subsistencia de su familia y de sus dependientes. Allí se crían aves de corral y chanchos, y la caza
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