Relaciones de viajeros
RELACIONES DE VIAJEROS 29 Muchas son las bendiciones que la Providencia ha derramado sobre Chile, y casi se podría pensar, que se han añadido los tem– blores, para darle la debida proporción de infortunio. Lo mismo podría decirse de este país, el cual ha sufrido aún más que Chile, por causas similares. No sabemos el ·momento en que pueden producirse estos tem– blores, estas terribles calamidades, que han dejado a Lima casi en ruinas, en diferentes oportunidades. Para recordarnos el pe– ligro a que estamos expuestos, de cuando en cuando sentimos pe– queños remezones; raramente pasa un mes sin haber un temblor, y hace como una semana, tuvimos dos en un día.. Naturalmente que se podría pensar que, estando continua– mente expuestos a estas catástrofes, podrían producirse algunos beneficiosos efectos morales en los habitantes de este país. Siento decirle, que no hay rasgos de estos buenos resultados. Si se hiciera una comparación entre la gente de este lugar y la de otras partes de América del Sur, referente a principios morales, mucho me te– mo que Lima quedaría muy por detrás de los demás. El más inminente peligro, el mayor signo de discernimiento, parecen, de a guna manera u otra, ser producto de nada en el gé– nero humano, excepto de efectos momentáneos. Donde sea que estén este peligro y estos juicios, ahí serán verificadas las palabras de Jesús: "Si no creen en Moisés y los profetas, tampoco serán persuadidos, aunque uno se levantara de las profundidades". Yo pregunto mucho, si en algún sentido, deberíamos encon– trar un error en esta disposición de la humanidad; o, más bien, debería decir, con estos arreglos de la Providencia. Creo que nos indica cuánto más felices y sólidos efectos pueden producirse por el uso de la palabra de Dios, que tomando las montañas y arro– jándolas al mar. La palabra de Dios es fuego y es un martillo, y nada debe ponerse delante de él; todo lo que se opone, deberá ser reducido a cenizas o a polvo, y esto deberá ser llevado por el viento, para que no sea visto nw1ca más. Lima, 3 de marzo de 1823 Mi querido amigo, más de una vez en estos últimos días he escuchado la exclamación: "felices los países que gozan de un' go– bierno estable y seguro". La verdad es, que acabamos de pasar
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