Relaciones de viajeros

30 ESTtJAADO NtJ&EZ por una de esas experiencias, que suceden, frecuentemente, en las épocas de revolución. Yo le escribí anteriormente, que acá habían escogido a tres personas entre los miembros del Congreso, para que hicieran las veces del Poder Ejecutivo. Por sucesos ocurridos últimamente, el ejército en los alrededores de esta ciudad, sintió un gran descon– tento hacia el triunvirato. Como consecuencia de esto, las tro– pas llegaron cerca de las murallas de la ciudad y cerraron las puer– tas, enviando al mismo tiempo, un mensaje al Congreso, pidiéndo– el u ordenándole, un cambio de Gobierno. Después de una buena deliberación, el triunvirato fue depues– to por el Congreso. Fue necesario dar aún otro paso, ya que se señalaba a cierta persona, como el único individuo capaz de lle– nar la vacante. No había otra alternativa en ninguna de las dos partes, y, mientras parte de las tropas quedaban estacionadas en el lugar anteriormente mencionado, el resto, o la mayoría de ellos, llegó a la plaza principal, en el centro de la ciudad. La opinión pública, no sólo del ejército, sino también de la gran mayoría de la gente, parecía inclinarse favorablemente ha– cia la persona propuesta. El individuo en cuestión, fue elegido por el Congreso, como "Presidente de la República del Perú". Las tro– pas fueron retiradas, y parecía existir una general satisfacción por la elección. Nuestro Presidente es Don José de la Riva Agüero. Naturalmente que Ud. deseará saber cuál será la actitud del nuevo Presidente, referente a las escuelas y demás. Tengo gran confianza respecto a su proceder en estos asuntos. Desde mi llega– da a Lima, yo lo conocí y visité ocasionalmente, a raíz de una car– ta de introducción para él, que me fuera entregada al salir de Chile. Lo he encontrado siempre muy servicial, y muy interesado en nuestros asuntos. En suma, es la persona que yo hubiera nombra– do, si me hubieran preguntado a quién pondría para dirigir pues– to tan alto. Esta tarde fui a visitarlo, en compañía de mi amigo clérigo, a quien ya mencioné anteriormente. Fuimos muy bien recibidos, y alentados para seguir adelante con nuestro trabajo, con la segu– ridad que tendríamos su protección y apoyo. Olvidé mencionarle a Ud. en mi última carta trimestral, que, por esa época, conseguí una nueva persona para mi lista de ami– gos. Esta persona, es un respetable eclesiástico, y miembro del Congreso. Hemos tenido varias conversaciones juntos, de una

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx