Relaciones de viajeros

412 ESTUARDO NU.til"EZ brero de 3 puntas con plumas. En sus esfuerzos por obtener uno de ellos se dirigió a mí y a otros extranjeros y yo en verdad llegué a estar convencido de que si ella hubiera tenido una oportunidad, se hubiera dirigido a su misma Satánica Majestad y si así lo hu– biera hecho, podía haber logrado este deseo más querido de su corazón. Y ahora todavía, señoras de Boston o New Orleans, ¿estarán Uds. avergonzadas o descontentas de su envidiable situación? Esta pobre peruana hubiera dado "reinos'' por su sombrero de picos mientras está en el poder de Uds. proveerse de tantos de ellos co– mo deseen y también de aquellos que suelen usarlos. Las provisiones y las frutas tropicales eran abundantes en San– tos, pero los duraznos, las manzanas, las peras, las ciruelas, las uvas y las pasas no producen en este clima caluroso. Había un he– rrero aquí y era el más infeliz de los trabajadores. Los carpinteros eran más solicitados. Unos cuantos peruanos de esta última profe– sión intentaban instalar un pequeño molino de harina a 6 millas de la ciudad de Santos, en una buena corriente de agua. Sus sala– rios eran de 3 dólares y medio al día. Al frente de nuestro fondeadero en la bahía de Santos, a corta distancia de la playa, se encontraban las ruinas de una ciudad que parecía haber ·sido más grande que la actual ciudad de Santos. Las casas de este lugar, así como las iglesias, habían sido completa– mente arrasadas desde sus cimientos; pero por quién o en qué oca– sión por más que lo averigüé no me lo pudieron decir. Cientos de esqueletos humanos, algunos con sus ropas parcialmente podridas y los cráneos con el pelo todavía visible, tanto de jóvenes como de viejos, de ambos sexos, indºscriminadamente, se hallaban enterra– rrados en grandes cantidades en las cercanías de estas ruinas. Después de quedarnos 11 días en la Bahía de Santos, nos hici– mos de nuevo a la mar, y después de viajar 15 días, sin encontrar ballenas, nos acercamos a la costa y arribamos a Tumbes . El fondeadero se encuentra alrededor de dos millas de distan– cia de la costa. El clima es muy caluroso en este lugar, alrededor de los cuatro grados del equinoccio, y por eso nuestra tripulación tenía que bañarse frecuentemente. No obstante que se deslizaban sobre la superficie del agua miles de tiburones, los que no se es– pantaban ni molestaban a los bañistas. La ciudad de Tumbes está situada al nor te y a orillas de un torrentoso río a ocho millas de distancia del mismo. Este río está lleno de caimanes. Los vimos en gran número que se dirigían nadando a la ciudad. Siempre eluden

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