Relaciones de viajeros

RELACIONES DE VIAJEROS 35 El ejército independiente consideró más prudente, no sólo evitar una batalla, sino también evitar la defensa de Lima, y pre– firieron retirarse a la fortaleza del Callao. El Gobierno, el Con– greso y un buen número de los principales habitantes de la ciu– dad, se retiraron, al mismo tiempo, al Callao. A los pocos días de estos sucesos, el Presidente y el Congreso juzgaron más adecuado separarse del lugar donde estaban las fuerzas militares, e ir temporalmente a residir en Trujillo. Es– tando de acuerdo, dejaron el Callao y llegaron a Trujillo hace quince días . Ibamos prósperamente con nuestras escuelas hasta el 16 de junio, cuando debido a los informes del rápido acceso del enemi– go, y a la general confusión en la ciudad, decidimos suspender las operaciones por una semana, hasta que viéramos qué suce– día. En ese día todo era muy incierto; no se sabía si sería de– fendida la ciudad porque está rodeada de una buena muralla, o si el ejército se retiraría al Callao. Pero, al día siguiente, toda duda quedó esclarecida, puesto que se acordó en un consejo de guerra aban– donar la ciudad, y el ejército, de acuerdo, dejó la ciudad ese mis– mo día. Eran las tres de la tarde cuando dejé Lima y me fui al Ca– llao, habiéndome asegurado que el enemigo entraría en la ciudad esa misma noche, o, en todo caso, al día siguiente. Pasé la noche del 17 abordo de un barco inglés, que estaba anclado en puerto. Mi intención era regresar a Lima, tres o cua– tro o cinco días después; suponía que, en este tiempo, los españo– les habrían tomado posesión pacífica del lugar, y que el orden se– rí~, una vez más, restaurado, de tal manera, que un inglés podría pa~ar a Lima, con un pasaporte del Comodoro inglés del puesto mi– litar. De acuerdo a esto, me quedé algunos días abordo del barco, pero no había ninguna posibilidad de pasar de Callao a Lima en este tiempo y con cierta seguridad. El día 20 de junio, el barco zarparía para el puerto de Cas– ma, cerca de 200 millas al norte de Lima, y me pareció más acon– sejable salir con él, ya que no había ninguna posibilidad de po– der reingresar a Lima, por algún tiempo. De esta manera, conse– guí algunos dólares de un amigo, puesto que había dejado Lima sin dinero y, escasamente, con una que otra pieza de ropa, ade– más de la que tenía puesta. Después de dos días llegamos sanos y salvos al puerto de

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