Relaciones de viajeros

462 ESTUARDO NU~EZ ber actuado sin órdenes, y para la satisfacción de sus oficiales y hom– bres que servían bajo órdenes suyas, se vió obligado a solicitar la dá– diva, y aún así se les negó a las tropas victoriosas el pago del precio del botín que se había tomado en los fuertes! Sólo cuando Lord Cochrane se indignó contra la ingratitud del gobierno de Chile y se temió que se retirará disgustado, se le dio el voto de agradecimiento y se distribuyeron medallas a las tropas victoriosas, y la recompensa nominal de una con– cesión de tierras se le dio a Lord Cochrane como recompensa por sus brillantes servicios". Miers. El siguiente despacho de Lord Cochrane confirma los detalles anteriores: "Señor,- Tuve el honor de encargarle desde Talcahuano que apro– vechando la oportunidad que se presentó de comunicarme con el coro– nel Freyre sobre la manera mas efectiva de expulsar al enemigo del sur de Chile y de liberar al país de futuras incursiones, aproveché de la asistencia de aquel celoso y activo oficial; el cual me abasteció el 28 último de tropas y otras osistencias que le pedí. El O'Higgins, bergan– tin Intrépido y la goleta Montezuma salieron con buen viento, y el 24 de este mes llegaron a la cita pre-concertada, a diez leguas al sur de Valdivia. Las tropas en su totalidad fueron embarcadas en los barcos pequeños; así, dejando al O'Higgins afuera, nos dirigimos a La Aguada Inglesa donde anclamos a distancia moderada de la batería y fuerte de San Carlos. Las tropas fueron desembarcadas al anochecer; mas no se había efectuado esto cuando la fortaleza empezó a hacer fuego sobre nosotros, y como la mar pesada retardó el desembarque el enemigo tuvo suficiente tiempo para cobrar suficiente fuerza tras los precipicios de la playa. Sin embargo, los infantes de marina del O'Higgins y el Intrépido, con las fuerzas militares, llegaron a la playa, hicieron huir al enemigo y, persiguiéndolos hasta los fuertes de Aguada Inglesa y San Carlos, se apoderaron, de inmediato, del primero. El segundo se tomó por asalto, ya obscurecido y a pesar de los esfuerzos del enemigo por impedirlo. La rapidez con que tomamos los fuertes y baterías de Avanzado, Barro, Amargos y Chorocomayo sólo puede compararse con el valor y resolu– ción de los oficiales y los hombres que entraron a la fortaleza de Coral junto con el enemigo a quien perseguían hasta este último bastión que les quedaba. Así cayeron todas las baterías y fuertes de la margen sur, cuya fuerza artificial no es nada en comparación con la natural venta– ja de su situación. Le incluyo cartas del Mayor Beauchef, quien tuvo el mando de los bravos 250 hombres con los cuales el patriota Freyre me reforzó, lo mismo que del mayor Miller que fue el comandante de los marinos. De la gallarda conducta de estos dos oficiales, lo mismo que del capitán Erezcous, que tuvo a su cargo el destacamento del Intrépido, como de todo el resto, no tengo palabras suficientes de alabanza, y por lo tanto los encomiendo en silencio a la consideración de su excelencia el Di– rector Supremo.

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