Relaciones de viajeros
RELACIONES DE VIAJEROS 41 pesar, con el fin de regresar a mis obligacioes en Lima. Hace mu– cho tiempo que deseo hacer este viaje al interior del país, y aun– que esta vez no he podido efectuarlo, no he perdido la esperanza y lo he dejado a un lado, pero sólo pospuesto, hasta que haya una oportunidad más favorable para realizarlo. Mientras tanto, iré recolectando toda la información que pueda, referente a esos - . r-:;-¡i lugares. '. ¡ ·li . Tengo un enorme deseo de pasar la mayor parte de mis úl·· timos días, en las riberas del gran río, o en las márgenes de al·· gún río tributario. En el Mercurio Peruano, diario que me atrevería a decir que Ud. conoce, hay algunas informaciones muy interesantes sobre la entrada de los Jesuitas y Franciscanos a esa parte del país, y sobre el éxito obtenido, a favor o en contra. Muchos de los misio– neros perdieron sus vidas en la prosecución de su objetivo, en las crueles manos de aquellos a quienes fueron a instruir. Finalmente, las misiones hicieron algún progreso pero nunca llegaron a ser florecientes, y aún en lo mejor de su existencia, es– tas misiones tuvieron muchos inconvenientes. Una simple aldea de Moravia en medio del desierto, tendrá una vista más agradable que todas las misiones jesuitas juntas. Debemos, pues, condenar su sistema porque la verdad lo requiere. Empero, los mismos misioneros, hablando en general, son dignos de gran alabanza por su celo y devoción en su objetivo, y, muchas veces, su conducta atrae forzosamente nuestra admiración. Las relaciones que han publicado, son extremadamente intere~ santes. Desde otro punto de vista, los misioneros han hecho un gran servicio con el estudio de las lenguas aborígenes, y con las gra– máticas y diccionarios que han publicado en esos idiomas. Toda esta obra fue hecha por los Jesuitas, y ni un solo vo– lumen ha sido publicado, desde su expulsión del país. Estas gramáticas y diccionarios casi no se encuentran ya. Me ha costado mucho trabajo conseguir algunos de ellos, y hay otros que todavía no los he podido obtener, pero, espero que con el tiempo, pueda tener una copia de todas sus obras, en este res– pecto, lo mismo que las obras geográficas que han publicado. Creo que en Europa no se sabe bien, que una gran parte, 0 la mayoría de los habitantes del Perú, son descendientes de los antiguos peruanos. Tienen idea de que los españoles exterminá– ron ·esta raza, tal como lo hicieran con los habitantes de Cuba y Santo Domingo. Es verdad, que mataron a un gran número de indígenas en
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