Relaciones de viajeros

48 ESTUARDO NU1'1EZ Lima, 1? de diciembre de 1823 Le mencioné en mi última carta, que Bolívar llegó a esta ciu– dad con toda felicidad. Algunos días después de su arribo, le fui presentado y me recibió muy atentamente. Aparentemente, él es un hombre modesto y nada presumido, según pude juzgar de la corta conversación que tuvimos. Parece muy activo e inteligente pero no pude ver nada extraordinario en su semblante. No tiene la mirada de San Martín, cuyo brillo penetra en uno al momento. La cara curtida de Bolívar, muestra que no ha sido un hom– bre frívolo ni perezoso. Creo, que ningún hombre ha sostenido tanto la carga de la causa de la independencia de América del Sur, como Bolívar, ni ha trabajado tanto por ella en el calor del día. Su obra en su propio país, ha sido coronada con un éxito ca– si completo; Colombia puede considerarse libre e independiente. De acuerdo con las noticias que llegan hasta nosotros, el Congre– so de ese país está actuando con toda firmeza. Concibo, que lo que sigue a continuación, es un acto muy agradable del carácter de Bolívar. Cuando fue invitado a venir acá, contestó que vendría encan– tado y sin ninguna demora, pern que él no podía dejarse llevm por sus sentimientos, ya que un artículo de la Constitución de Colombia, prohibe al Presidente salir del país, sin consentimien– to del Congreso. Dijo, que por estas circunstancias y por el dé}' seo de dar un ejemplo de sujeción a las leyes, no podía venir hasta que tuviera permiso de viajar. De acuerdo a esto, escribió al Congreso pidiendo permiso y aunque demoró en tener respuesta por lo distante que se halla– ba la capital y aunque en el intervalo fuera llamado urgente– mente por la gente de este lugar, él permaneció en Guayaquil has– ta que llegara el permiso del Congreso, y, entonces, inmediatamente después se embarcó para Lima. Desde su llegada acá, él ha estado especialmente ocupado en asuntos militares, y esforzándose en lograr una reconciliación en– tre el Congreso y Riva Agüero. Sobre este asunto, ha hecho todo lo posible por lograr algo, pero, siento decir que sin ningún resul– tado. El último recurso que restaba, yai ha sido tomado en cuenta: Bolívar en persona y con 6.000 hombres ha ido a enfrentarse a él.

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