Relaciones de viajeros

RELACIONES DE VIAJERO~ 53 un tema de algún interés, considerando dónde está nuestra es– cuela, y estoy persuadido de que Ud. se dará cuenta de ello. De tal manera, seguiré un poco más con el asunto, aun a riesgo de parecer algo tedioso. En cierto momento, tenemos un ej.ercicio para los niños más avanzados, que considero muy útil y en el que ellos toman un gran interés. Se designa una parte de las Escrituras o una pa– rábola, que deben leer por ellos mismos, con gran atención, y anotar en su memoria todas la circunstancias y enseñanzas con– tenidas en ella. Así preparados y como muchos quieren exhibirse, se sientan en la clase como desean, y uno tras del otro se van pa– rando y, sin mirar el libro, empiezan a recitar la parábola o na rración, no con las mismas palabras del libro, sino contando todas las circunstancias acaecidas en ella, pero con sus propias pala– bras. Es agradable e instructivo escucharlos dar su lección en esta forma. Por ejemplo, en Mateo, cap. 18, en vez de decir que el ser– vidor debía a su Señor 10 mil talentos, uno dirá, que le debía 1.000 dólares y quizás, otro dirá 100 dólares; mientras que, por otra parte, dirán que un servidor debía al otro "unos pocos cuartillitos". o, como diríamos en inglés, unos pocos medios peniques. En esta forma, los niños e compenetran en la idea del pasa– je, y, también, así, llevan el asunto al nivel de entendimiento de los más jóvenes, quienes están escuchando, mientras que los otros están afianzando lo que ya han estudiado. El otro día, uno de los niños, notando el último verso del 18 de Mateo, hizo una bella alusión a la correspondiente petición n el Padre Nuestro, cuan– do dice, perdónanos nuestros pecados, así como nosotros perdona· mos a los otros. Al niño que presentó la parábola en la mejor for– ma posible, le fue dado un premio de 2 reales, equivalentes a un chelín. Este premio se ofreció y dio muchas veces. Un día me preguntaron qué parábola podríamos estudiar. Yo les contesté que ese día no tendríamos ninguna, porque nos hacía falta el dinero y no sabía si podríamos darles el premio ofrecido y gastar 2 reales. Contestaron, que podían decir la pará– bola, aunque no hubiera premio. Yo dije, ¿Uds. tiene placer en hacer este ejercicio, aunque no reciban un premio? Y todos con– testaron "Sí", al unísono. Bueno, respondí, siento un gran placer de ver que Uds. tienen tanto interés en este tema; les puedo ase.. gurar que es un ejercicio muy útil y también muy placentero. Ahora voy a hacer mención de lo que ocurrió acá desde la úl– tima vez que le escribí, en referencia a la provisión de la Sagrada

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx