Relaciones de viajeros

70 ESTUARDO NUREZ to, continuó diciendo, respecto a lo que son estricta y propiamen– te llamadas las doctrinas de la Iglesia, yo mantengo que no hay di– ferencia entre ellas, aunque en algunos aspectos de la disciplina, no todos están de acuerdo. ¿Sostiene Ud. entonces, dije, en lo que concierne a las doc– trinas de la Iglesia Católica Romana, que las opiniones de los es– critores de quienes estamos hablando, no varían? Yo esperé que me daría una respuesta inmediata y afirmativa, pero esquivó un poco la pregunta, y contestó que él no afirmaría eso de todos los escritores, pero sí, que ellos habían dado su testimonio sobre las doctrinas en cuestión, como existentes entre ellos, y no como sus propias opiniones sobre estas doctrinas. Aquí expuso algunas opiniones de los Padres y dijo que como ellos actuaron como testigos de lo que existía y pasaba entre ellos y en los tiempos anteriores a su época, sus escritos referentes al argumento en cuestión debían tenerse en cuenta hasta ahí sola– mente y no a épocas posteriores. Le recordaré acá, lo que yo había presentado y sostenido antes y que él no lo había admitido ni tomado en cuenta, es decir, que hu– bo gran variedad de opiniones, tanto entre los católicos como en– tre los protestantes. Expuse al mismo tiempo, que yo no sostenía esto como una objeción a su sistema, sino simplemente, como una idea de su oposición a los protestantes, proveniente de las dife– rencias existentes entre ambos. Luego pregunté: ¿Mantiene Ud. entonces, que desde que los escritores eclesiásticos dieron su testimonio sobre las doctrin:ls de la Iglesia, sus ideas no varían ni pueden variar? Sí, dijo, me man– tengo en esa posición. En seguida repliqué: me alegro de haber lle– gado al menos a un punto definido, y me alegro, también, que Ud. haya excluído la opinión de los escritores sobre este tema, y que los considere solamente como testigos. Ahora veo la idea que Ud. mantiene y aquí llegamos al punto en discusión. Por el momento, mi respuesta será breve. Esta posición que Ud. mantiene es la posición que yo creo intolerable y que, en consecuencia, niego . Dej emos este asunto por ahora; nos ha tomado mucho tiem– po el llegar a ver la verdadera línea que nos separa, y ahora te– nemos el tema claro y libre de todo misterio. Se reduce a una simple controversía histórica. Por lo tanto, lo decidiremos en la próxima ocasión, cuando yo me encargue de probar que la Iglesia sí ha variado . Hemos visto hasta ahora el verdadero punto en que difen-

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx