Relaciones de viajeros
74 ESTUARDO NU&EZ Nada importante ha sucedido en nuestra escuela después ce la llegada de los españoles, con excepción de la pérdida de algu– nos escolares. La razón ha sido el miedo de los padres de que sus hijos fueran reclutados por los soldados al ir y regresar del cole– gio; los soldados se llevan, frecuentemente, a los muchachos ma– yores que encuentran en la calle, con el fin de hacer de ellos los tambores del ejército. En consecuencia, el número de nuestros alumnos es menor que los que teníam9s hace tres meses. En épocas así, cuando el espíritu de los partidos crece, procu– ramos mantener una estricta neutralidad de palabra y de obra en la escuela. Al principio tenemos un poco de dificultad para esta– blecer esta neutralidad entre los niños. De vez en cuando, forman bandos entre ellos y se llaman, respectivamente, Patriotas y Go– dos. Tenemos niños en la escuela, cuyos padres han tomado par– tidos opuestos y, como es natural, los niños de un lado y del otro, están imbuídos de las ideas de los padres. Al final logramos tener éxito en poner fin a esas luchas entre los niños, y ahora vivimos todos unidos y en paz. No tenemos un estímulo directo del Gobierno, pero, al mismo tiempo, no interfiere de ninguna manera en nuestras operaciones. En resumen, se puede decir que la escuela va muy bien. Los ni– ños hacen progresos en su aprendizaje y adelantos en dignidad mo– ral. Algunos leen con facilidad y otros balbucean las benévolas palabras provenientes de nuestro bendito Salvador, como si fue– ran dictadas por el Espíritu Santo. Puedo añadir que no estamos perdiendo la estimación de nuestros amigos de acá, sino que, por el contrario, si no me equivoco, estamos ganando más amigos en ambos partidos, y granjeándonos la confianza pública. Hace casi tres semanas estaba por dejar este lugar y tenía, co- mo en ocasiones anteriores, todo embalado con ese fin. Había re– suelto viajar a Guayaquil en el primer barco y estaba averiguando lo del pasaje. Tenía razones contundentes para ello. Mi sueldo, como supongo que Ud. sabe, lo paga el Gobierno. Bajo las actua– les circunstancias, el pago de las tropas es lo primero que se atien– de, y para procurar los fondos necesarios para ello, se requiere un gran esfuerzo por el agotado estado en que se encuentran las ar· cas del país. Para conseguir esa cantidad y reparar y zanjar esas dificultades, se toman todas las fuentes ordinarias de ingreso y tam– bién se aplican contribuciones bastante altas a los habitantes. Siendo este el caso, no tenía esperanza de obtener parte de esos fondos para mí; muy especialmente, no podían obtener nada las personas directamente empleadas por el gobierno, cuyo suel-
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