Relaciones de viajeros

182 ESTUARDO NU~EZ nas pequeñas plantas traídas de Chile por Lord Cochrane, las cuales murieron debido a falta de atención. Una especie silvestre de grose– lla es, sin embargo, corriente en muchos lugares, tanto del Perú co– mo de Chile, pero la fruta es pequeña y amarga, tal vez debido a la forma de cultive. Varias clases de melocotones son producidas en gran escala y son de fino sabor; las sandías, melones de agua, son grandes y buenos. Los higos son los más abundantes; las granadas son finas y de mucho jugo; los membrillos también crecen muy gran– des. Entre las frutas tropicales y equinocciales están el guineo y el plátano que adornan los huertos con sus hojas grandes y verdes , siendo el emblema de la exuberante fertilidad; esta deliciosa y salu– dable fruta llena el apetito del rico, al mismo tiempo que satisface el hambre del pobre. Ningún nativo beberá agua después de comer el plátano, ni tomará otra cosa después de comer el guineo. Mucho se ha escrito en relación al guineo, por diferentes escri– tores. Forster y otros naturalistas pretenden que no existía en Amé– rica antes de la Conquista, pero considero la existencia de éste cer– ca del río Ucayali, donde se le encuentra cultivado por los prime– ros misioneros, tanto como en algunas de las zonas más internas de Maynas, por el conde Ruiz, en el valle de Santa Ana, al este del Cuzco. Pude comprobarlo por mí mismo en Archidona y Napo, al este de Quito cuando exploré esa zona en Cocaniguas y Pite al oeste; y estos hechos son suficientes pruebas de lo contrario, pero lo que colocaremos más allá de la duda es que el plátano y el guineo son indígenas pues he encontrado lechos de hojas de dos de estas plan– tas en las huacas de Paramonga. Cuatro variedades de la misma plan– ta son conocidas en Lima; el plátano artón (musa paradisíaca), el camburi, o largo (musa sarpemtum), el dominico o guineo (mu– sa regia), y el maiga del mar llamado de la isla; las primeras plan . tas fueron traídas de Otahití, en la fragata "Aguila", en 1769. Gar– cilaso de la Vega y el padre Acosta, también aseguran que el gui– neo fue cutlivado antes de la Conquista. El primero dice que las regiones cálidas y bien templadas constituyen una de las principa– les fuentes de alimentación de los nativos; y el segundo habla de que han nacido en las montañas de Las Esmeraldas, donde lo he visto yo mismo, particularmente en algunas plantaciones antiguas, ahora cultivadas, llamadas por los nativos Incas vicuri (bananas de los incas). Las naranjas agrias y las dulces, los limones, limas, cidras y toronjas, crecen en todos los jardines y contribuyen grandemente a su belleza. Los árboles están al mismo tiempo cargados de deli– ciosas y bellas frutas tanto maduras como verdes; sus delicadas flo-

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