Relaciones de viajeros

192 ESTUARDO NU&EZ ciopelos negros, tienen gran demanda. La cristalería y locería, toda clase de quincallería y cuchillería (pocos tenedores), heramientas mecánicas, los grandes martillos, cuñas para los mineros, lampas, picos, etc.; el azogue en los distritos mineros y también el hierro y el acero, son artículos muy vendibles. Las joyas de fantasía no se en– cuentran en muy alta estimación, ya que los habitantes raras veces llevan otra cosa que no sea de oro y piedras preciosas. Los sombre– ros son bien hechos en Lima y los materiales son de la mejor cali– dad. Los zapatos y las botas constituyen manufactura en la cual los nativos son los mejores fabricantes y los productos de este tipo son tolerablemente buenos. Las drogas son extremadamente solicitadas ya que aquellas producidas en las diferentes partes de las colonias españolas son por lo general enviadas primero a Europa y luego nuevamente de regreso a Lima, excepto la corteza de la chinchona, la zarzaparilla, el bálsamo de copaiba, el guayacán, y algunos otros que son producidos en el Perú. Tendré la ocasión de mencio~ar cómo, en diferentes lugares, resultaría de gran utilidad la introducción de maquinaria, no sólo como se observa en la fecha de mi descripción sino como consecuen– cia de los cambios políticos subsiguientes del país. Un español inteligente de Lima, don Matías de la Reta, estable– ció telares y otras maquinarias para tejer la tela de algodón y con– feccionar algunos artículos ordinarios del mismo material. A su muerte, la maquinaria fue abandonada; pero no hay duda de que el plan habría respondido bien si el propietario hubiera vivido más tiempo. Al presente, 1824, sería un taller de cerámica o manufactura de loza común, un establecimiento muy lucrativo; así como tam– bién una fábrica de cristalería común, ya que los materiales para ambas industrias podrían conseguirse de muy buena calidad. El con– sumo de ambos es muy grande y sus precios son comparativamente altos. En efecto, si la introducción de cualquiera de ellos pagara fle– te y otros gastos indispensables, es evidente que una especulación de esa clase no fallaría. Toda la locería para usos ordinarios es pro– ducida aquí; pero es pesada y muy chabacana; sin embargo, sea co– mo sea, son enviadas en grandes cantidades a las diferentes partes del país. Los buenos artesanos mecánicos, carpinteros, enchapadores, constructores de molinos, herreros, reparadores de relojes, zapate– ros, sastres, encontrarían labor constante y buenos salarios, pero sería aconsejable que vinieran provistos de sus herramientas. Men– ciono esto en relación con los cambios que han ocurrido en el go– bierno; ya que durante el sistema colonial, el extranjero estaba su-

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx