Relaciones de viajeros
RELACIONBS D~ VIAJE.llóS 19~ jeto al riesgo de ser notificado para dejar el país en cualquier mo– mento; no obstante ese riesgo muchos se establecieron en Lima en 1808 y los años siguientes y no fueron nunca interrumpidos en su labor. Lo que sigue es un informe de los precios de algunos artículos, que pueclen dar una idea de las ganancias que obtienen los comer– ciantes, principalmente los comerciantes españoles, antes que las re– voluciones de América afectaran este lucrativo mercado. Buena tela, de 18 a 20 dólares por yarda; casimires, de siete a diez. Franelas de color de más de 29 pulgadas de ancho, entre tres y cuatro dólares; fino lino irlandés, más o menos lo mismo; plati– llas alemanas finas de uno y medio a tres y las corrientes de uno, a dos dólares; linón fino francés de tres a cuatro; cambray francés, de 10 a 12 dólares; telas estampadas, de 2 a 3 y medio dólares; y de 3 a 4 y medio; muselina fina, de tres a cinco dólares; muselinas de batis– ta fina, de tres a cinco; terciopelo de seda, de 10 a doce; telas ater– ciopeladas, de dos y medio a cuatro dólares. Platos de porcelana blancos y azules, de 12 a 18 dólares la docena; vasos alemanes lige– ramente decorados, de 8 a 12 dólares la docena; cuchillos comunes con mango de hueso, de 10 a 12 dólares; y, por último, los mismos cuchillos con mango de madera, de seis a ocho dólares. Mucho han dicho los escritores respecto de las restricciones co– loniales españolas en Sud América. Ciertamente eran, como en todos los países coloniales, sumamente severas, hasta que la experiencia demostró a los gobiernos de las metrópolis, que no era el bienestar de los individuos o de las compañías particulares o corporaciones dedicadas al comercio, lo que podía enriquecer al gobierno. El con– de de Aranda, cuando fue primer Ministro de España, fue muy con– ciente de esta verdad y propugnó una política más liberal. No obs– tante, como el Perú estaba tan alejado de Europa, no llegó a ser tan oprimido como aquellas colonias de la costa oriental del nuevo mundo. Las mercaderías de retorno de este mercado han sido el oro, la plata y el zinc; la quina, el cacao, el algodón, la lana de vicuña, la lana de oveja y algunos productos medicinales.
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