Relaciones de viajeros

RELACIONES DE VIAJEROS 317 en sus colores y en sus rasgos. El tinte de estos pueblos se parece al de las tribus análogas: su frente es ancha, sus ojos pequeños y negros, los huesos de las mejillas predominantes, la nariz pequeña, bastante bien formada; sus cabellos negros y largos, sus formas gráciles, pero nerviosas; ninguno es alto; sus facciones tienen un pronunciado carácter de ferocidad; parecen muy orgullosos de ha– berse hecho imperiales, porque todo en el país es imperial: la ciu– dad, el puerto, el pabellón, el mercado y hasta el lenguaje. La mayor parte de los habitantes llevaban una especie de unifor– me, compuesto de una chaqueta de naukin o paño azul, con cuello rojo, pantalón azul y sombrero, pero sin medias ni zapatos; las mujeres del pueblo llevan faldas anchas y camisa con un largo chal azul y blanco; van con la cabeza descubierta y peinadas con largas trenzas delgadas. Algunos indios del interior llevan una especie de camisa corta, un pantalón, sandalias de cuero y sombrero, cuya copa tiene tres pulgadas de alto, y los bordes más de treinta pulgadas de diámetro; este sombrero está hecho de hojas de árboles. Algunos muleteros del interior visten muy pintorescamente: so– bre una camisa llevan otra corta, como los indios, que es muy es– trecha; pantalón azul, cuyas costuras están bordadas con gusto, con sedas de colores; botas de cuero y envolturas, también de cuero, para los muslos; cinturón y grandes sombreros negros, con fuerte cinta de diferentes colores que les sirve de barboquejo. Todos los individuos parecen de una extrema limpieza, tanto en sus trajes como en sus personas; pero lo mismo ocurre en todos los climas cálidos. El mercado no está bien surtido; en general los géneros son raros y de inferior calidad. Las comarcas circundantes parecen estériles y desprovistas de · toda producción; apenas se ven crecer en ellas algunos vegetales; montañas areniscas se elevan en los bordes de la ribera. El clima es sumamente cálido, la circulación de aire fresco está interceptada por las montañas circundantes, y ha servido de muy poco el corte hech~ en el extremo Norte de la población, lla– mado el abra de San Nicolás, para la introducción de la brisa del mar. El invierno o estación húmeda es tan malsano, que son muy pocos los habitantes blancos que permanecen en la ciudad; casi to– dos se retiran al interior. Una aran batería está situada en una elevacióón en el extremo o sur de la plaza; compónese de 31 piezas de grueso calibre y lleva el nombre de San Diego; contiene barracas, almacenes y prisiones.

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