Relaciones de viajeros
322 ESTUARDO NU~EZ Callao, no sin haber convencido al alcalde de que no tenía poder pa– ra ejecutar semejantes órdenes. Llegamos el 25 al Callao, donde el primer ejemplo de inestabilidad que pudimos observar en el Gobier– no fue el de cinco pabellones peruanos diferentes flotando a la vez en la bahía y en las baterías. Encontramos Ja Prueba con los colores peruanos y mandada por uno de los capitanes que había desertado de la escuadra chile– na; pero tal fue el temor de que lord Cochrane quisiera apoderarse de ella, que la llamaron inmediatamente cerca de la costa, bajo las baterías, y estaba tan llena de soldad9s, que la noche que siguió a nuestra llegada tres hombres murieron sofocados. Se nos aseguró que más de dos mil hombres estaban amontona– dos en la cubierta superior; como si semejante chusma hubiera podi– do intimidar a lord Cochrane en el caso de que hubiese estado au– torizado para tomar posesión de aquel buque.
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