Relaciones de viajeros
RELACIONES DE VIAJEROS 25 de valle, montaña y desierto, y atrévome a afirmar que en ninguna parte existe tanto campo para estudiar la estrµctura y formación del globo como en Sud América; ciertamente allí el mundo es de formación más reciente que en cualquier parte, o sus cambios han sido más modernos. Examinen neptunistas o plutónicos los Andes y su vecindad, donde pueden explorar y teorizar sin fin, y participarán de esta opimón conmigo. Los agentes de ambos elementos están allí fuertemente marcados de todos modos. F:uegos subterráneos o vol- canes, terremotos y debris causados nor ellos. abundan. Por otro lado, disposiciones aluvionales, rocas desparramadas o amontonadas por torrentes en eminencias, o sembradas por los diluvios; monta– ñas hendidas y separadas, o corroídas por irresistibles inundaciones, se encuentran en todas partes. Vi casos de montañas que habían sido partidas como por arte mágico, con una mitad sacudida o hun– dida debajo de la otra, pero conservando tan fielmente forma, y la· de la superficie de que alguna horrenda convulsión debe haberla separado, que el espectador siente deseo irresistible, como sucedía, de empujarlas y volverlas a juntar. La convicción de que or:iginaria– mente han constituido una sola masa, justificaría que la persona más escrupulosa jurase que así ha sido. En algunos lugares las cumbres de las montañas son redondeadas a elevaciones de miles de pies sobre el nivel del mar; muchas leguas al interior desde el Pacífico los habitantes obtienen cal de rocas en descomposición de conchas marinas, no sólo eso, yacimientos de madreperlas se encuen– tran casi en su conformación primitiva. Del lado del Atlántico, en una cavidad del Corcovado que se alza sobre la capital de Don Pe– dro, me he procurado muestras de coral perfecto. En la alta Cordi– llera, además de cristalizaciones salinas, se ven abundantes residuos orgánicos del océano, prueba que no hubo intrusión del mar en un lado del continente más que en el otro, sino sumersión uniforme del océano, o levantamiento de la tierra sobre el océano. Si antes el océano cubría la tierra hasta la profundidad de dos o tres millas, ¿dónde se ha retirado ahora tal cantidad de líquido? ¿Si la tierra surgió del océano, cuál fue el agente que efectuó tan estupenda resurrección?. Con frecuencia he pensado que, dada la brevedad de la vida humana, uno no necesita sorprenderse de que los cambios en la superficie terrestre pasen desapercibidos y el trabajo continuo del sistema de la naturaleza, no se vea por la lentitud con que opera. Sin embargo, para quienes, cnmo yo, hayan repetidamente doblade> los antes temidos Cabos de Hornos y Buena Esperanza, y encon– trándolos desarmados de aquella furia y peligro de los elementos
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