Relaciones de viajeros

RELACIONES DE VIAJEROS 33 pulgada del ala del sombrero, llevará, como yo, las señales de su ton– tera hasta la tumba, con las repetidas protuberancias causadas por los rayos del sol. Cuando llegué a Arica nada pudo ser más oportuno que la invi– tación recibida del representante de una casa de Liverpool, un Mr. Atherton, para una comida de aniversario. El néctar con que este caballero nos trató todavía se prolonga en mi paladar -si exportado por Mr. Charles Wright o no, poco significa- pero subscribo lo más cordialmente a su doctrina tocante a fas facultades vivificantes del champaña. El 4 y el 5 se pasaron en escribir cartas a varias personas con quienes mantenía relaciones a nombre de la Compañía, y en dar instrucciones a Mr. Scott para examinar las minas de estaño en Oruro, como también determinar lo factible de conducir agua desde los cerros distantes de Huantajaya hasta las minas, y valerse de ciertas propuestas para trabajar algunas minas que se nos habían ofrecido, sujetas a estipulaciones que no comprometían seriamente a la Compañía. El 6, después de cerrar mi correspondencia, me despedí y entré en el bote con una repugnancia de regresar a tierra firme que antes no había experimentado. Siempre hay ocupación bastante para el viejo marinero desde el momento que pone el pie a bordo; en el caso de mi actual embar– que, no sé cómo expresar la satisfacción que sentí, al saludar una vez más mi propio elemento, a no ser comparándola con la que un buen católico sueña gozar al ser aliviado de las penas del purgatorio. Si la revolución de Chile estalló al mismo tiempo que en Buenos Aires, espontáneamente o de concierto con aquella provincia, no pue– do decirlo, pero seguramente no se manejó con igual destreza. Mien– tras las dos principales familias disputaban sobre cuál mantedría mejor su influencia, el realista Osorio engañó a las dos. Los hechos son éstos. Las familias de Carrera y La Reyna, estaban profundamen– te interesadas en la causa independiente; ambas deseaban ascender al poder por sus medios, pero naturalmente, diferían en la manera de realizarlo. Sus diferencias se arreglaron una vez por intervención de aquel valiente, mal recompensado, pero excelente, Bernardo O'-

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