Relaciones de viajeros
RELACIONES DE VIAJEROS 239 suerte de continuar, aunque el viento hizo ladear considerablemen– te las canoas, y en más de una ocasión ingresó agua en la barca. A la puesta del sol, llegamos a la confluencia del Huallaga con el Marañón, y considerándome el primer oficial británico que había surcado e ingresado al río más grande del mundo, bebimos a la salud de su Alteza Real, el Lord Almirante, y acompañados por los indios, dimos tres hurras. La confluencia del Huallaga con el Marañón ha sido amplia– mente descrita por los misioneros. Y sólo puedo agregar que no despertó en mi mente las impresiones que la descripción me ha– cía esperar. La bahía formada sería de alrededor de una milla de ancho, pero hacia el centro había un banco seco de arena con una barra a la entrada del Huallaga, en la cual sondeé sólo una bra– za y media; aunque quizás no estábamos en el agua más profunda. Al dar mi opinión sobre la parte recorrida del Huallaga, creo que aunque libre de árboles sumergidos como los que habíamos encontrado en Cachiyaco (es posible que si se buscaran se encon– trarían canales más profundos que los que hemos pasado), el Hua– llaga es navegable sólo por naves que tengan entre cinco o a lo más seis pies de calado. Si en alguna ocasión se encontrara una for– ma de comunicación por el Huallaga, parece que el Yurimaguas es el punto que debe tenerse en cuenta, no sólo de acuerdo a lo que hemos escuchado, sino que es el máximo que pueden ir las naves ya que poseen una bahía aparentemente clara, con tres y media brazas de agua, y constituye un centro del cual se puede ex– tender la comunicación por medio de canoas hacia el interior por los diferentes pequeños ríos. Hubo más tormentas y alrededor de las ocho arribamos para pernoctar en la margen Este. Al amanecer del 22 continuamos; y durante la última parte de la mañana pasamos entre varias islas formadas en el río, donde obtuve las siguientes profundidades e hice los comentarios ocasio– nales que consideré convenientes. Tomé la orientación con un pe– queño compás de minas que sostuve en mi mano e hice estimados generales de la longitud y amplitud del río; y al hacer el -sondeo, como tenía que obligar a que los indios dejaran de remar, lo cual no siempre querían hacer, tomaba generalmente tres mediciones en cada oportunidad cada vez que levantaban los remos. Como los sondeos, y aquellos comentarios que se refieren directamente al río, interfieren con la p~rte más general del diario, los mantengo tal como los hice al momento, separados, dando los sondeos, etc. primero.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx