Relaciones de viajeros
254 ESTUARDO NUJ'lEZ tiras de alrededor de tres cuartos de pulgada de grueso y se seca al sol sobre plataformas sostenidas por gruesos troncos. Los habitantes de San Regis viven principalmente a base de pescado, yucas y plátanos. El estado de los perros, mucho más gordos que los que ha– bíamos visto anteriormente como resultado de ser alimentados con los restos de pescado y vaca marina, probaba que el pescado debía de ser abundante. Cambiamos una tortuga de casi una yar– da de largo por un par de tijeras. Mientras conversábamos con el padre, unos cuantos indios es– taban ocupados en cavar un sepulcro frente a la Iglesia, usando palos aguzados y chatos. La persona había muerto la noche ante– rior, pero no había habido ningún deceso en el pueblo por varios años. El padre nos dijo que el pueblo era ordenado y que no su– fría disturbios. La población estaba compuesta de veinticinco ma– trimonios, los ranchos estaban construidos sin ninguna clase de orden respecto a forma r calles, exceptuando que al centro había un espacio libre en uno de cuyos costados estaba la Iglesia con una cruz de madera a corta distancia de su fachada y al otro la– do, la casa del padre con una baranda techada de palma. Continuamos entre las ocho y las nueve de la mañana y du– rante la travesía tuvimos fuerte brisa del oriente. Antes de aban– donar Lima, me habían dicho que a cierta hora de la mañana so– plaba regularmente una brisa contra el curso del río, pero halla– mos que no era siempre así. Sufríamos generalmente chubascos al atardecer, el viento soplaba mayormente del Oriente pero varia– ba ocasionalmente durante las lluvias. Me imagino que el viento que sopla, como lo hace generalmente río arriba, es una continua– ción de los alisios. Dejando el estrecho pasaje del lado en que está situado San Regis, en forma similar a Ourarinas, obtuve los siguientes son– deos:
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