Relaciones de viajeros

284 ESTUARDO NU&EZ do hacia el Norte a Trujillo, visité Coquimbo, Arica y Lima. Las características inmediatas de Valparaíso son un llano bajo areno– so denominado El Almendral, abruptas rocas y cerros no cultiva– dos y que en Inglaterra se denominaría estéril. Hay sin embargo, ocasionalmente huertas de peras, cuyas flores son inmensamente bellas. También hay algunos bosques a la distancia y la vista es– tá coronada por las nevadas cordilleras de los Andes. El escena– rio montañoso es magnífico pero no creo que el efecto combina– do de sus características sea tal que venga a coincidir con las ideas de la mayoría de los visitantes europeos de un Valle del Pa– raíso. Coquimbo también es placentero en sí mismo, pero después de cruzar el valle hacia los llanos descritos por el capitan Hall, los que pueden distar en línea recta legua y media, y continuando de ellos hacia los cerros, la relación más favorable que se pueda dar de esa región es comparándola con la descripción del escenario en la canción del señor Moore "Vuelo al desierto 11 (Fly to the de– sert). En Arica, a pesar de su riachuelo, es casi imposible desem– barcar sin quedar ahogado por la arena y el salitre. Sus habitan– tes son enfermizos y miserables en apariencia. Aquí conocimos a dos damas inglesas: una la esposa, la otra hermana de un caballe– ro que había viajado con un cargo de alguna compañía minera. Eran mejor que cualquiera de los otros habitantes; pero en lo que concierne a las circunstancias locales, nunca he visto seres huma· nos en una situación que produjera más lástima. De la ciudad de Lima y del valle de Chimú, de la ciudad de Trujillo, he dado cuenta en mi diario, pero creo que pocas perso– nas que hayan viajado sobre la arena y piedras entre Callao Y Lima estarán inclinadas a diferir de mi opinión en lo que se re· fiere a la naturaleza de esta excepción. Creo que será fácilmente aceptado que tal región es incapaz de mantener una producción animal y vegetal suficiente para el negocio o mantener una población numerosa, y el hecho corres– pondiente es que sólo se desarrolla un comercio muy limitado co– mo consecuencia del escaso consumo de una población limitada y cuya única utilidad actual es la derivada de las minas que, co– mo observan los comerciantes dedicados a ellas, es "comercio en un solo sentido", es decir que los navíos se llevan los artículos. Lo que ha aumentado el mal en proporción de cinco a uno es la codiciosa política seguida por el Gobierno Español, durante su do· minación, al llevar naturales de la cordillera y otros distritos agrí·

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