Relaciones de viajeros
RELACIONES DE VIAJEROS 287 cantidades de mineral y riqueza inmediata. Si fracasa la veta, o se empobrece, no cubre los gastos del establecimiento y se arruina el propietario. Si continúa rica, el dueño se arruina no poco fre– cuentemente por el juego, pues actúa sobre la base de que "la mi– na es rica y alcanzará para todo". Aquellos propietarios nativos más cauteloso~ cuando el avance o el éxito de la veta parece in– cierto acuerdan oportunamente con el trabajador que explote cier– ta veta en determinada dirección y por un tiempo limitado, quizás una semana, y toda la plata que obtenga en esa etapa es del tra– bajador. Por este arreglo, el trabajador se vuelve a veces compara– tivamente rico, pero cualquiera que sea el resultado el propietario está asegurado: si falla la veta, ha obtenido la información que deseaba sin haber incurrido en gastos y si mejora al final del pla– zo del trabajador, él obtiene los beneficios. Sin embargo, se com– prenderá que tal sistema no tiende a mejorar el carácter moral del trabajador. Los propietarios europeos, principalmente las compañías mi– neras inglesas, tratan de laborar con el objeto de obtener grandes cantidades de mineral rico sin ser robados por los trabajadores na– tivos, y envían mineros ingleses como trabajadores, en proporción que, en muy pocos casos, ha repagado a los accionistas. En Co– quimbo, pregunté cuál era la paga de un obrero que vimos cer– ca de la casa y se me dijo 240E, el doble de mi paga como Te– niente de la Armada de S.M. Varios de los trabajadores ingleses habían sido devueltos por la Compañía; y el Comisionado, descu– briendo que las minas de plata no eran productivas, inteligente– mente había detenido su operación y dado atención a minas de cobre, que consideraba más convenientes. Mi opinión, en lo que se refiere al plan más seguro para que los europeos extraigan plata sudamericana, es comprar de los mi– neros nativos lo que se llama "piña" que es el material fundido y limpio de impurezas; de este modo se obtiene una utilidad mode– rada pero segura, sin ningún riesgo, sin embargo, si las compañías mineras inglesas deben subsistir, creo que en lugar de montar grandes y costosas oficinas con numerosos empleados y trabaja– dores a elevados sueldos, es mejor entrar en sociedad con algu– nos de los más correctos y mejor preparados nacionales, del lugar; con cuyo medio los accionistas ingleses puedan recibir el benefi– cio de la experiencia de los locales, el conocimiento del carácter de los trabajadores y la infuencia en la protección de sus intereses , mientras que los propietarios del lugar, por su parte, reciben el
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