Relaciones de viajeros
RELACIONES DE VIAJEROS 295 una legua, llena de maleza, y luego se trepa por la quebrada Cha– nuya, o se va por tierra, gastando un día desde Sarayacu en tiem– po de aguas, y algo más cuando el río está bajo. Conociéndose que la nación de los Piros era muy numerosa y que sin embargo eran muy pocos los que se detenían en el pue– blo de Bepuano, se pensó en fundar una reducción dentro de ella; y después de haberse observado los inconvenientes que ofre– cía la distancia en que se encuentra, se formó el proyecto de abrir una nueva comunicación a las misiones por el río Tambo y aban– donar la demasiada larga y penosa del Huallaga. Por esta nueva vía, no sólo se facilitaba el trato frecuente con los Piros, sino tam– bién se aproximaba a las misiones de Pajonal, Cerro de la Sal y Sonomoro, que se perdieron con la sublevación de Santos Ata– hualpa en el año de 1702, sin ponerse en estado de emprender su restauración oportunamente. Para arreglar y realizar este proyec– to, salió de Manoa el padre prefecto Fr. Manuel Plaza, y tratando este asunto con los demás padres del colegio, se concertó el mo– do de dar principio a la ejecución de tan interesante proyecto. En su consecuencia, salieron dos expediciones, una de Manoa por el Ucayali arriba, y otra de Andamarca por el Pangoa abajo a buscar el antiguo embarcadero de Jesús María, y se encontraron felizmente en la medianía del río Tambo por el mes de junio de 1815. Desde entonces se comenzó a abrir el rozo, habiendo reu– nido dicho prefecto más de 130 familias de Piros para fundar el pueblo de Santa Rosa, o Lima Rosa, a los 10º y 30' de latitud y 303° y 40 de longitud de la isla del Fierro, cerca de la confluencia del río Tambo con el Virú, Yami o Yanatiri. Las familias reuni– das en esta reducción empezaron a diseminarse por las inmedia– ciones. Para sostener esta empresa, se construyó en el año de 1815 el fuerte de San Buenaventura de Chavini sobre las ruinas de la an– tigua misión de este nombre a los 11º y 40" de latitud y 302° y 24" de longitud de la isla de Fierro y, se acantonaron en él las guar– niciones de Uchibamba, Comas y Andamarca. Con el fin de po– ner expedita esa ruta, se entabló una expedición, remesa que an– tes se acostumbró enviar por el Huallaga, expuesta a los conti– nuos riesgos que ofrecen los muchos rápidos de este peligroso río. Además de los pueblos de m1S1ones de que hemos hablado hay también varios caseríos de infieles Canibos y Shipibos sem~ brados por las márgenes del Ucayali. En el afio de 1791 empeza– ron los conversores a bautizar a los párvulos: y así debe haber en-
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