Relaciones de viajeros
RELACIONES DE VIAJEROS 301 nando por detrás de unos arbustos me puse a distancia de ocho varas de uno de ellos que había salido del agua a cortar ramas cuando fui sentido por un perro que tenían; al ladrido de éste, levantaron la vista y en el acto se precipitaron por un barranco lle– nos de la mayor sorpresa, dejando las flechas mortales y el ves– tido de uno de ellos, y de que remito un arco, cuatro flechas, un cotón que es el único vestido que tienen con un morral, y en él toda clase de chismes, que según entiendo hacen toda su felicidad. Como me había propuesto manifestarle que mi ánimo no era hostilizarlos, no quise perseguirlos, y me quedé parado tomando en la mano las flechas y un morral; en este estado procuré a vo– ces y por señas, cuando volvía la cara, manifestarles que vinie– sen a recoger sus astas mas todo fue inoficioso, porque más se precipitaban, y después que se perdieron de vista continué la mar– cha; a pocas cuadras llegué a dos pequeñas chozas, en ellas sólo se encontró un poco de fuego y cuatro yucas asadas que era toda la provisión de esos pobres infelices, las recogí y encargan– do que nadie hiciese uso de ellas, por si se presentaban para devol– vérselas. Continué hasta enfrentarme con el sitio que antigua– mente servía de fuerte y acampé a las cuatro de la tarde en las márgenes del río, confluencia de Ocsabamba; la noche fue tan lluviosa como las anteriores y apenas salió el sol nos aproxima– mos a la playa a tender la ropa para que se secase y poder con– tinuar hasta la confluencia del río de Moyobamba que es donde concluye el llano; cuando la tropa y oficiales estaban .entreteni– dos en esta operación del bosque de la banda opuesta del río, dispararon un número considerable de . flechas, desde cuando más tres cuartos de cuadra, y lograron herir al capitán Don Manuel Milán y un soldado, yo y toda la tropa nos pusimos in– mediatamente fuera del alcance de las flechas. Salvados los heri– dos, y reconocidos que no eran de gravedad hice que los soldados les hablasen en el idioma Quichua (porque el intérprete que debí traer de Comas no había llegado) diciéndoles que el gobierno espa– ñol no existía, que ya estábamos gobernados por nosotros mismos y que éramos sus hermanos y amigos; a esto y muchas cosas que se les decía contestaban en el mismo idioma que no querían; des– pués de un largo rato de estar hablando con ellos y viendo que ya no disparaban flechas mandé que se fuesen unos cuantos sol– dados a recoger la ropa: en el acto comenzaron a hostilizarlos con flechas. Sin embargo dieron lugar a recoger todo lo que ha– bía en la playa y yo me alejé a tres cuadras, en donde permane– cieron hasta el 27 que emprendí mi retirada por en medio del llano,
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