Relaciones de viajeros
RELACIONES DE VIAJEROS 321 primer piso, mientras que el segundo piso muestra sólo unos lú– gubres balcones de madera que desfiguran todas las viviendas de la ciudad. Una portada alta y decorada en el centro era lo único que le daba la apariencia de un edificio público. Las oficinas de la ciudad del distrito de Lima, así como los muchos departamen– tos de gobierno general, están acomodadas en Palacio, y sólo una parte del edificio es la residencia del Presidente. Este es el mismo que fue ocupado por los virreyes durante el dominio de España, y se extiende a lo largo del lado Oeste y Norte de la Plaza. Se dice que el edificio fue construido por Pizarro cuando la fundación de la ciudad en 1535. El piso bajo ocupado es ciertamen.– te el mismo, y quizás la construcción en su totalidad puede que no haya sido alterada, pero a causa de los terremotos y el' transcurso del tiempo, ha sufrido indudablemente un cambio completo de sus materiales. La naturaleza de la administración actual, un poder militar usurpado, nos previno de cualquier sorpresa pues encontramos una patrulla de centinelas a la entrada, y descubrimos en el primer sa– lón adonde fuimos llevados, que era un cuarto de guardia lleno de soldados, y sus paredes cubiertas de armas. Al fondo hacia el lado Norte, tres escaleras sucesivas de anchos peldaños extendiéndose de un lado a otro de la sala, y cada uno terminando en una plata– forma o descanso de algunos: pies de ancho, nos llevaron a una ala del segundo piso y frente a una maciza puerta plegable que daba a otra sala. Esta es la sala donde, de acuerdo coñ el rumor común, fue asesinado Pizarro: aunque igual o no, quizás puede admitirse una duda, pero en todo momento se presenta como tal y su lu– gar, con referencia a la entrada desde la calle y las escaleras que dan a ella, responde bien a las descripciones que da la historia sobre la trágica escena. Es como de treinta pies cuadrados, completamente desamo– blada. Un corto pasillo, que va desde el fondo hasta el lado inte– rior del cuadrángulo, nos llevó a un largo corredor de unos sesen– ta a setenta pies de largo, con los departamentos de Estado a un lado, y grandes ventanales con vista a los jardines y arbustos al lado opuesto. Un grupo de soldados hacían guardia en una puerta al fondo, que al entrar descubrimos que era la antesala. Un edecán nos esperaba, y después de recibirnos con mucha cortesía, nos dejó por un momento para anunciar al Presidente la llegada del Comodoro y su comitiva. Esto dio tiempo para una mirada alrededor. La sala en que es– tuvimos era espaciosa y agradable pero algo recargada de muebles
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx