Relaciones de viajeros
CARTA IV MUSEO NACIONAL, TRIBUNAL DEL A INQUISICION Y RESIDENCIAS PARTICULARES EN LA CIUDAD ' Lima, junio 26, 1829. El centro de la plaza está ocupado por una hermosa fuente de bronce que anteriormente debió haber sido grandemente orna– mental, pero que, como casi todo lo público o privado de la ciu– dad, está en decadencia y carente de agua. La principal atracción de la plaza es al momento la exhibición de diversos artículos de los vendedores, no sólo en pequeñas tien– das bajo las arcadas en los lados Sur y Oeste, sino más particu– larmente en carpas y tiendas temporales -en frente a las otras en la misma plaza-, que se arman, con su contenido expuesto, en la mañana y se recogen y desarman al atardecer. Después del desayuno empleé una hora deambulando entre ellas y en una caminata cruzando el mercado principal en una calle adyacente. Para este último no hay edificio o instalaciones y todos sus artículos: pescados, vegetales, fruta y carne están ex– puestos a ambos lados del camino conforme al gusto y decisión del vendedor. Los vendedores eran indios exclusivamente, en par– ticular mujeres, sentadas en el suelo con sus niños. Visité después acompañado por el Sr. Prevost, el edificio que ocupaba la Inquisición antes de ser abolida. Parte de él está usa– da ahora como cárcel ordinaria y otra como cuartel mientras que las salas principales están destinadas al Museo Nacional, bajo la dirección de don Eduardo Rivera, un inteligente científico peruano educado en Europa, y ahora director de la Casa de Moneda. Fue nuestra esperanza encontrar a este caballero en el museo, pero no tuvimos suerte de hallarlo, y un secretario nos mostró la colección. Es pequeña y por el momento de poco interés y valor. El estante de minerales es el más completo, pero no es rico en su exhibición, aun en los minerales de oro y plata del país. En cada esquina de la sala principal, en una caja de vidrio, hay una mo-
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