Relaciones de viajeros
RELACIONES DE VIAJEROS 339 que al otro lado había otra cesta donde se colocaban los fritos. El único instrumento usado en este proceso, además de la sartén, era una broqueta larga de madera, puntiaguda, que tenía en una mano, con cuya punta volteaba los pescados fritos, iluminada por la luz de un tallo seco de caña de azúcar sostenido en la otra mano, y que ocasionalmente sumergía en el aceite hirviente para hacer que ardiera más vivamente. El harapo de tela usado como cortina a la entrada de la cho– za estaba recogido a un costado mostrando su contenido a la luz de la caña encendida, y su solo ocupante -también una mujer– contraparte perfecta en garbo y figura a su compañera del ex– terior. Se arrastraba alrededor con debilidad y decrepitud ayu– dada de un tosco bastón y aparentemente ocupada en disponer como cama en una esquina, una vieja alfombra. Unos cuantos harapos de ropa, unos desperdicios al costado y una o dos tazas de barro constituían todo el moblaje que pude percibir al -par– padeo de la luz de la antorcha del frente. El contraste así presentado con la vista precedente, fue tan fuerte que debo haberme mostrado ante ella -como en realidad fue- atónito y mirándome a su vez, con sorpresa ante la fijeza de mi mirada, sonrió amablemente con un descarnado gesto, una ---"horribly, a ghastly smile." ("temible, horrorosa sonrisa") En una vuelta di a la Plaza inmediatamente después, en lugar de uno vi docenas -de fuegos encendidos en escenas de natu– raleza similar de grupos de negros e indios del país -viajeros y mercaderes- vivaqueando con familias enteras y compañía, al– rededor de braseros encendidos para cocinar su comida y con– trarrestar la humedad de la atmósfera. Nunca he visto estudios más admirables para el artista que los que proporcionaban los fuertes y desnudos fuegos resaltando contra la oscuridad del fon– do, las imágenes de los allí reunidos. Difícilmente se puede ima– ginar objetos más grotescos y diversos en figura o garbo: algu– nos profundamente ocupados en la preparación de su comida; otros hablando y riendo; algunos fumando y otros comiendo; sus perros sentados sobre sus cuartos traseros al lado, vigilando cada movimiento y esperando ansiosamnte un pedazo o un hueso de alguna mano amiga; mientras ·que los asnos en su forraje, más difícilmente perceptibles, con sus sillas y cestones acumulados a su alrededor, proporcionaban la imaginería del trasfondo.
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