Relaciones de viajeros
16 ESTUARDO NU1'1:EZ ignorantes y sin educación, no encontraban otra forma de gastar sus ingresos que en bárbara magnificencia. Sus utensilios domés· ticos eran principalmente de plata u oro; poseían varios carruajes de ruda construcción; uno para los principales miembros de la fa. milia, otro para los hijos, y un tercero para los sirvientes princi– pales. El ingreso, sólo proveniente de las minas, que llegaba a Lima, se dice que había alcanzado a sumar 25 millones de dólares -fuente ahora casi exhausta- y es así como muchas familias sub· sisten vendiendo artículos de plata y oro que han mantenido por mucho tiempo en su poder. Se puede adquirir muchas joyas y piezas de plata y oro por su peso en dólares. Julio 31.- Esta mañana salimos de Lima de vuelta al Callao, pero cuan– do llegamos allí encontramos que el General Rodil había corta· do toda comunicación con los barcos. Fue enviado un bote del barco para llevarnos a bordo, y se le mandó un mensaje a Rodil solicitándole su permiso para embarcarnos y la respuesta fue una negativa. Eran pasadas las tres cuando llegó la respuesta de Rodil, y no nos quedaba otra salida que la de regresar a Lima. Cuando llegamos a la puerta de salida hacia Lima, el centinela nos detuvo solicitando nuestro pasaporte y como para obtenerlo era necesario hablar en persona con el General Rodil, tuvimos que pasar por la ceremonia de escribir nuestros nombres a la puerta del fortín; después de esperar por el General en sus departamentos para pe· dirle el permiso de cruce de la puerta a Lima, observó con una risa sarcástica, que el mismo pase que nos trajo de Lima, cier· tamente nos serviría para regresar. Acordamos partir de nuevo, los muchachos a pie y yo fui acomodado en un caballo las últi· mas dos millas. Llegamos a la casa de la señora Maling tarde por la noche, y regresé a mi lecho en la Fonda Francesa, lo úni· co decente del lugar; hay veintiocho habitaciones, y el propieta· rio paga por ellas una renta de 360 libras por año. El General Rodil es extremadamente sencillo en su modo de vida; se dice que gasta toda su paga en dar una mesada a los ofi· dales de su ejército, a muchos de los cuales ha ascendido desde sol· dados. Observé el cuarto interior donde despacha; estaba sencilla· mente amoblado, y tenía evidentes influencias inglesas, con mar· cos dorados colgados alrededor. Es uno de los hombres más ac· tivos que uno se puede imaginar, todos los detalles de trabajo
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