Relaciones de viajeros
362 ESTUARDO NU~EZ iba a ser quemado sino servir en las galeras. El sacerdote me dio con una vara, a mi turno, un golpe en el pecho y me liberó de la excomunión. Pero aquí no puedo dejar de mencionar una circuns– tancia que muestra su extrema superstición en materias que tienen que ver con la Inquisición. Durante la procesión, la persona que era mi padrino (a pesar de que a menudo me dirigía a él) no me habla– ba y aun se negó el fumar un poco de mi tabaco. Era tan aprehen– .sivo que al haberlo hecho pensaba que participaba en la censura a que estaba yo ligado. Pero en el momento en que fui absuelto me abrazó, me ofreció su tabaquera y me dijo que des.de entonces actuaría conmigo como si se tratase de un hermano. Las víctimas que habían de ser inmoladas fueron entonces llevadas afuera, y re– cibiendo un golpe en el pecho para significar que eran abandonadas, fueron llevadas al banco del río donde el Virrey y la corte estaban reunidos en asamblea, y echados a la hoguera que había sido ya preparada previamente". Durante el período que empleé en visitar este lugar en el cual tantos inocentes han sido víctimas de la más cruel tiranía, las pala– bras enfáticas del doctor Buchanan en sus cristianas investigacio– nes en el Asia, surgieron a mi memoria y medité en el misterioso designio que permitió a los prelados de la Inquisición con sus tor– turas y fuego, visitar estas tierras antes que los heraldos de la paz. La Casa de la Moneda es un establecimiento de la mayor impor– tancia tanto para el Estado como para los individuos. Es inmensa– mente amplio y emplea un considerable número de hombres ya sea inmediatamente en la producción de las diferentes monedas o sepa– rando el oro de la tierra. Este proceso es relativamente largo y efec– tuado mediante el azogue. La plata es traída generalmente de las minas en barras de alrededor de ciento veinte a doscientas veinte li– bras de peso y la proporción de cobre añadida a la fundición de una de estas últimas, es de 25 libras. El horno en que este proceso se efectúa es de arcilla y el calor proviene del carbón soplado por doble barra de fuelles largos. Cuan– do el metal está suficientemente unido se le hace correr hacia mol– des, cerca de un cuarto de pulgada de profundidad. Desde allí es con– ducido a la maquinaria que es de poder inferior, pero pasando a tra– vés de un rodillo es reducido hasta el grosor requerido y de tal ma– nera que el punzón corte el peso exacto de la moneda que va a ser producida. Luego de esto, el borde es acuñado cuando está en el estado de poder tomar la impresión que es el procedimiento final, y esto es realizado por medio de un cuño cuyo poder parece ser similar al de nuestras modernas prensas. Este departam~nto puede ser consi-
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