Relaciones de viajeros
RELACIONES DE VIAJEROS 21 · cia que resguarda, a los que viven ahí dentro, de la injuria y la vio– lencia. Agosto 31.- Esta mañana, yendo al cuarto de Haveria encontré a mi viejo amigo el Padre Matraya, y según costumbre española, lo llevé donde la Sra. Maling, que siempre había deseado canocerlo. Me dijo que había venido a este país como comerciante en 1791, pero poco después la gracia de Dios le abrió los ojos a la verdad de las ocu– paciones mundanas, y lo llevó a retirarse a un convento. Hablan– do de las misiones entre los peruanos infieles en los Andes, men– cionó que había estado catorce años empleado en este servicio, y que se vio obligado a aprender seis idiomas diferentes habla– dos por los aborígenes, para ejercer su oficio de conversión. Los encontró, dice, muy fáciles de convertir: es una raza dura, pero simple y sincera. No tenían ídolos, pero adoraban al invisible au– tor de la maldad. El idioma predominante entre los indios era el llamado Quechua, a cuya lengua el misionero inglés ha tra– ducido el Nuevo Testamento, y viaja a Trujillo para imprimirlo. Después del desayuno~ regresé en mula al Callao, y tomé un bote en la costa para subir a bordo del Cambridge. Setiembre 4.- El Capitán Young, del bergantín peruano Congreso, subió a bordo. Su barco está en Huacho, habiendo encallado y quedado muy dañado. Dejó a Bolívar el 17 en plena persecución de Can– terac. Esta tarde el Almirante Guise ancló cerca nuestro; en con– secuencia tuvimos que cambiar nuestra posición para estar fue– ra de la línea de peligro, en caso de cualquier acción entre él y los españoles. Setiembre 5.- Esta mañana tuvo lugar una acc10n entre las baterías espa– ñolas y los barcos peruanos, el Protector y el Macedonia. El Ma– cedonia había anclado la noche anterior tan cerca de la costa que las cañoneras, que eran nueve, aprovecharon de la ventaja de una mar en calma y le atacaron. La acción duró como media hora, durante la cual las cañoneras mataron dos hombres a bordo de cada barco enemigo, e hirieron varios más. El fuego de los bar– cos, debido a la falta de pólvora y hombres, fue muy débil.
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