Relaciones de viajeros

RELACIONES DE VIAJEROS 35 de saludar al señor Comodoro Maling y participarle de supe– rior orden de S. E. el Libertador, encargado del .Poder dictatorial, que en esta hora, que son las cinco de la tarde, se acaban de re– cibir diferentes partes, entre ellos uno del señor General Santa Cruz, que confirman la completa derrota del ejército español el día 9 del corriente, en Guamanga. El señor Virrey La Serna y los Generales Canterac y Valdés han sido prisioneros, el primero gravemente herido; habiéndole sucedido el segundo en el mando quien capituló ante el General en Jefe Sucre, dando en consecuencia, orden al Gobernador de la plaza del Callao, para que pusiese las fortalezas a la disposición de S .E . el Libertador y a los demás Gefes Españoles de todas par– tes para que se sometiesen al General en Gefe. El teniente Coronel Medina portador de las capitulaciones y de las órdenes del General Canterac, fue asaltado y muerto en su tránsito por algunos facciosos. El que suscribe se ofrece al señor Comodoro Maling, con los sentimientos de la más distinguida consideración. T. de Heres Tan pronto como las noticias fueron conocidas a bordo, es– talló un grito de júbilo general en todos los sectores, particular– mente en la sala de oficiales y la santabárbara. Se le pidió per– miso al capitán Maling, para que los hombres de la cubierta in– ferior dieran tres hurras; pero fue denegado, basándose en que podía ser considerado como una infracción de la neutralidad. Las noticias habían llegado a Lima a las cinco de la tarde el sábado y un comerciante inglés residente allí me contó que la alegría de los habitantes era casi indescriptible, las calles se llenaron ins– tantáneamente de gente, algunos preguntando ansiosamente y otros an:;iosamente diseminando noticias . Se podía ver por todos lados a la gente estrechándose las manos, abrazándose y co– rriendo con frenesí de un lado a otro. El Libertador estaba en ese momento cabalgando fuera de la ciudad y no regresó hasta dos horas más tarde. El tumulto mientras tanto había de– crecido en cierto sentido pero a su regreso a la portada del Ca– llao recomenzaron las clamorosas demostraciones de alegría. La multitud se apretujó alrededor de su caballo, tanto que tuvo gran dificultad de abrirse camino y cuando llegó a su hospedaje, ubicado en la gran plaza, las escalinatas fueron instantánea– mente cubiertas de gente, y los centinelas tuvieron gran difi– cultad para contener a l~ muchedumbre. Ningún despacho oficial

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