Relaciones de viajeros

1 8 2 5 Enero J<!- Siendo éste el primer día del año un comerciante inglés de Lima ofreció una grandiosa cena y baile en honor de Bolívar y la decisiva batalla de Ayacucho. Se envió una invitación general a tados los oficiales de planta del Cambridge y yo desembarqué con el Capitán y la señora Maling alrededor de las 12 y me dirigí, al– rededor de la una, por el camino cabalgando solo a Lima. El cie– lo estaba despejado y el sol opresivamente caluroso, y de no ha– ber sido por mi sombrilla me hubiera inevitablemente derretido bajo sus quemantes rayos. El camino es más variado que el que hay entre Lima y Callao, pero de la misma grava y arena profun– da. Portaba una carta del capitán Maling excusando su inasisten– cia, al caballero en cuya casa había sido invitado a cenar y éste cortésmente me invitó a ocupar su lugar. Me dirigí con él al bai– le cerca de las ocho, donde encontramos dos grandes salones de– corados con banderas y una banda de música en una pieza ve– cina. Al fondo de uno de los salones estaba dibujada sobre te– la en tamaño natural la figura de Bolívar y al extremo opuesto una reproducción de Sucre. Bolívar mismo ingresó al salón al– rededor de las ocho, y la banda tocó el Himno Nacional colom– biano. Al ingresar se inclinó saludando hacia ambos lados de los grupos presentes. Yo estaba parado junto al Cónsul americano a quien estrechó las manos y me dirigió una inclinación especial. Había un gran número de damas españolas en el salón y pronto empezó el baile. El estilo de baile era el mismo que había visto en Valparaíso. Son valses españoles, lentos y elegantes, y entera– mente adaptados al clima. Me retiré de la sala de baile antes de las once por tener que levantarme temprano la mañana siguien– te y así regresar a Chorrillos a tiempo para las oraciones do– minicales de a bordo. Fui informado por aquellos que se que– daron hasta la terminación, que hubo una gran cena cerca de la una, en la parte superior de la casa. Durante la cena se pronun-

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