Relaciones de viajeros
RELACIONES DE VIAJEROS 51 que me di cuenta que él entendía más mi alemán que yo su ho– landés. Cerró la comida una generosa cantidad de pastas y bu– dines, con una exhibición que escasamente podía esperarse a bor– do de una nave. Después de comida se propusieron varios brin– dis: al Rey de Gran Bretaña, al Rey de Holanda, a la Armada Inglesa, a la Armada Holandesa, "por la causa de la libertad de Europa", etc. Las botellas circulaban libremente y la con– versación se volvió muy animada y todos parecían estar conten– tos. Se escucharon una serie de cantos, y la explosiva hilaridad que es característica de las fiestas en los barcos, que habla más del sentimiento que de la etiqueta observable en la pulida socie– dad de tierra. Las peculiaridades del servicio naval justifican ple– namente estas circunstancias. A nuestros amigos holandeses los habíamos conocido accidentalmente; estaban por navegar hacia Batavia en algunos días más, y de acuerdo con todas las proba– bilidades del cálculo humano, era muy difícil que volviéramos a vernos. Nuestro bote había recibido órdenes para que regresa– ra por nosotros a las ocho, pero las horas pasaban tan agrada– blemente que nuestros relojes indicaban casi la media noche an– tes de que nos diéramos cuenta del transcurso del tiempo. Abril 9.- El señor Houston dio esta mañana una relación completa y detallada de las festividades, que había presenciado en Chorrillos, de los fieles en la última noche de Cuaresma, o más bien en la mañana del Domingo de Pascua; cuando el reloj marcaba los do– ce, media noche, se sirvió una suntuosa cena en la casa donde se desarrollaba la ceremonia principal y se inició el baile. Fue presentado un baile especial, de dos personas, llamado "danza del chocolate" y las actuantes eran jóvenes de las mejores familias. Un bailarín profesional, se coloca frente a la joven dama, pero el res– to de la descripción no es adecuado ni para ser narrado en un diario privado. El baile fue muy aplaudido pero fue la prueba más convincente de la ausencia de decoro femenino de las clases supe– riores de Lima. Abril 17.- Esta tarde levamos anclas y dejamos el puerto de Chorrillos con la probabilidad de nunca regresar. Confieso que no podía dar adiós sin sentimiento de pena a una costa, donde había hecho
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