Símbolos de la patria

SDOOLOS DB LA PATRIA 121 mismo al recordarl9 un fluido · eléctrico corre por mis venas, y me ~iento capaz de empuñár en mis débiles y flacas manos el fusil de] guerrero:- Lleno estaba el patio cuando se presentó en el palco el general ; se paró delante de la baranda,· hizo una· cortesía e indicó con la mano que exigía silencio y que quería hablar. Cuando en los primeros d~as se presentaba San Martín en el teatro, los aplausos eran grandes, los ·gritos· y vivas al Perú, a los guerreros libertado– res y a la propia libertad, fuertes, enérgicas, y generales nacían del corazón. Cuando vieron que el general asumía el mando sin con– sultar a la nación, el espíritu público sufrió, los gritos desaparecie– ron y no se oyeron, y al ver el público la actitud del general escuchó lo que se le quería decir. · Tomó la palabra y en una corta alocución anunció que los ~nemigos bajaban de la Sierra y que acometían; que él se retiraba para prevenirse y tomar medidas contra la agre– sión; concluida su arenga se retiró. El pueblo entonces mandó que la orquesta tocase la marcha nacional, subieron ·muchos al tablado, cantaron el himno patriótico, y terminado esto, fueron pronunciados discursos que concluyeron exigiendo de los presentes el juramento de morir antes que rendirse, antes que sufrir el feroz despotismo de los conquistadores y pintando con los más vivos colores la libertad y sus frutos. El pueblo respondía con el solemne juramento de antes morir que ser esclavos. Concluidos estos preliminares propuso uno salir eón la música para anunciar a la población entera la noticia de la nueva invasión. A la media hora de esto la ciudad estuvo en ~as calles y todos a porfía ·expresaban el d~eo de que los contrarios empeñasen el lance y de que tratasen de entrar en la ciudad, p~ra batirse con las armas que el furor les ministrara. Esa noche fue la precursora del 7 de setiembre. La Gaceta dio noticia de lo ocu– rrido y agregó que se había gritado viva el Protector, lo que fue un ribete añadido, pero sin el menor fundamento. Se participó también, que San Martín se· había ·puesto en marcha en busca de los tiranos y que éstos morderían el polvo. Escribfanse el 5 de setiembre estas líneas en la Gaceta. San Martín salió en efecto, pero no fue en busca de Canterac; se situó en San Borja y cuando el enemigo se le aproximó se acercó a las murallas. Can~rac no lo acometió y diri~ó su marcha hacia el Callao. Anota.ciones a la «Historia' del Perú ln.Mpendúnte>, de don Mciriano Felipe Pu Soldán.- Francisco Javier Mariátegui.- En "Dos Controversia.a Histórica.a". Lima 1925.- Págs. 75-76 · ·

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