Símbolos de la patria

144 GUSTAVO PONS MUZZO En la capital de Chile, Alzedo se dio a conocer muy pronto, y sus indisputables conocimientos en la música lo hacían solicitar de todos. Durante los cuarenta años que residió en Santiago, se ocupó no sólo en la enseñanza particular, sino en la de los establecimientos de educación, en la dirección de bandas militares, y en los conventos de Franciscanos, Dominicos y Agustinos; en estos últimos, sus ser– vicios profesionales eran tanto más indispensables, cuanto que el canto llano se ignoraba por completo en Chile. En 1846, el Illmo. y Reverendísimo Arzobispo Dr. D. Rafael Valentín Valdivieso, confirió a Alcedo el título y empleo de Maestro de Capilla de su iglesia Catedral, y es público y notorio, que en el desempeño de los deberes de este cargo fue intachable, escribiendo muchas obras originales, para enriquecer con ellas los archivos del coro Metropolitano. Durante su larg~ residencia en Chile, el maestro Alzedo contrajo matrimonio con la apreciable señora Da. Juana Rojas, dechado de virtudes cristianas y domésticas. El hogar de Alzedo en Chile acogió siempre a los peruanos que proscriptos o no, llegaban a Santiago, e innumerables personas pueden dar testimonio de la delicada cor– tesía, de la encantadora franqueza y amable solicitud con que la señora agasajaba a todos los compatriotas de su esposo. En 1864, el Gobierno Peruano hizo venir a Lima al autor de la Canción Nacional, con el objeto de ponerlo al frente del Conser– vatorio de Música que hubo de crearse, dándole provisionalmente el nombramiento de Director General de las bandas del ejército y asignándole una pensión. Posteriormente. la Sociedad Filarmónica de Lima lo nombró su Presidente Vitalicio ad honorem; y desde entonces Alzedo per– manece entre nosotros, querido y respetado por sus amigos, que distinguen en él al mérito acompañado de la modestia. Esta la tiene el maestro Alzedo en tan alto grado, que con dificultad hemos obtenido de él, en conversación amistosa y sin declararle nuestro objeto, los pocos datos sobre sus primeros años. ¡ Ojalá no considere violación de la fe que se debe a la amistad el ver este bosquejo al frente de su libro! Como puede ya presumirse por el honroso puesto que por tantos años ocupó Alzedo en Chile, sus obras más notables son de carácter religioso. Entre otras recordamos un magnífico Miserere, una Pasión para el Domingo de Ramos y otra para Viernes Santo, tres

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