Símbolos de la patria

SUIBOLOS DB LA PATRIA 149 No satisfecho con combatir al enemigo, quiso legar en el papel el fuego de su patriotismo, y compuso el Himno Nacional que hizo in– mortal el genio del maestro. El fue quien se llevó la palma en el concurso celebrado con ese fin, en Lima, aquel año. La música solemne y majestuosa de esa canción, impone y de– muestra a la vez el carácter bondadoso del pueblo peruano; ella tra– duce la grandiosidad del bien conquistado y la serenidad de los ciu– dadanos al dar expansión a sus sentimientos patrióticos. Así no hay ofensas ni rencores; solamente un canto de regocijo y el eco fiel de la gratitud nacional para con sus libertadores. Tan luego como terminó la campaña, Alcedo que se había enro– lado en el Batallón N. 4 de Chile, siguió la suerte de sus compañeros. En Santiago permaneció cerca de cuarenta años consagrado a la enseñanza de la música y satisfecho de haber contribuído en algo a la libertad del Perú. Fue muy querido de la sociedad santiaguina y allí contrajo matrimonio con una distinguida señorita de la capital. Pero mejor diremos algunos rasgos biográficos de su vida. Don José Bernardo Alcedo, nació en Lima en 1798. Sus padres fueron D. José Isidoro Alcedo y Da. Rosa Larraín. Sus primeros años los pasó al lado de una madre tierna y amo– rosa que con sus consejos formaba el corazón del joven Alcedo. A la edad de seis años fue puesto en el colegio y a los diez ya había concluído todos sus estudios preliminares. Como el niño Alcedo demostrase decidida afición al canto, fue enviado a una acreditada academia de música que dirigía en el Con– vento de los Agustinos Fray Cipriano Aguilar. Después se encargo de su educación artística el dominico Fray Pascual Nieves, buen tenor y excelente organista. Fueron tan rápidos los progresos de Alcedo en la música, que a los seis meses de permanecer en la academia y cuando sólo tenía once años, no había trozo que no interpretase fiel– mente. Habiendo tenido que ausentarse de Lima Fray Pascual Nieves, Alcedo se vio privado de las sabias y útiles lecciones de su maestro. No obstante esa circunstancia, con los conocimientos que ya poseía se dedicó al estudio ·de Haydn y de Mozart. Fijaba su atención en las misas ~anto de éstos como otros célebres maestros, y aún componía pequeños motetes.

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