Símbolos de la patria
stMBOLOS DE LA PATRIA 159 cidas y declaradas oficialmente como letra del himno del maestro Alcedo. Las dos estrofas más, que trae a cuento el señor Pérez de Guzmán son como dos diviesos o superfetaciones en la canción na– cional, verdaderamente anacrónicas. Ni esas dos malhadadas estr-o– fas ni otras eiusdem f urfuris, también de paternidad anónima, se han impreso jamás en las ediciones oficiales que algunas municipa– lidades de la República reparten de vez en cuando entre los niños de las escuelas. Transcribimos ahora lo pertinente del artículo del señor Pérez de Guzmán: «El Himno del Perú, que queda transcrito, parece que procede de las primeras revoluciones separatistas de América. Sin embargo, si es posterior a la Batalla de Ayacucho, a que se alude en alguna de sus estrofas, mal puede compaginarse su origen con las no– ticias históricas que ha dado sobre él el eruditísimo don Ricardo Pal– ma. La derrota del Virrey de Lima don José de La Serna, Conde de los Andes, en Ayacucho, tuvo lugar el 9 de didembre de 1824. ¿ Có– mo pudo don José de San Martín, jurada la Independencia de 1821, expedir e'n este mismo año el certamen musical y literario, de que en el primero salió triunfante el antiguo donado de los dominicos de Lima José Bernardo Alcedo, y en el segundo el oscuro poeta don Jo– sé de la Torre Ugarte, ni cómo el himno preferido por el Tribunal de Calificación pudo ser estrenado en el teatro la noche del 24 de sep– tiembre del año referido de 1821 por la bella y simpática cantatriz a la moda Rosa Merino, para festejar la capitulación de las Fortalezas del Callao por el General La Mar, si el Brigadier español don Ramón Rodil, Comandante entonces de aquéllas, cuyos prodigios de valor para sostenerse han merecido encomios hasta de los propios perua– nos vencedores, no se verificó hasta el día 23 de enero de 1825? En– tre el Acta de Jura de la Independencia, que se firmó el sábado 28 de Julio de 1821, y la Batalla de Ayacucho (9 de diciembre de 1824) mediaron cerca de dos años y medio, y otro medio año más entre la Batalla de Ayacucho y la capitulación de las Fortalezas del Callao. De modo que la fecha atribuida al certamen provocado por San Mar– tín para el himno nacional y su estreno en el teatro por la canta– triz Rosa Merino es co~pletamente inexacta.» Hasta aquí la parte en que el señor Pérez de Guzmán contradice mis afirmaciones, con– signadas en unos de mis libros bajo el título de La tradición del Him– no Nacional. Continúa el escritor madrileño con apreciaciones sobre la música de Alcedo y las correcciones del profesor Rebagliati, ter– minando con estos conceptos: «Es indudable que los nuevos himnos nacionales de la América española parecerán mejor, como ya sucede en todas las naciones cultas de Europa, si se reducen al ritmo majes-
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