Símbolos de la patria

196 GUSTAVO PONS MUZZO Petriótica" y en ella reprodujo el coro y sólo tres estrofas de la letra publicada por ~lcedo, suprimiendo las más defectuosas y modifican- do en algo las mismas que reprodujo. · · En 1867, organizóse en. esta capital una Academia de letras y ciencias. Fue objeto de acaloradas discusiones, en ella, no la refor– ma sino la desaparición y sustitución de la letra que nos ocupa, y la resistencia a este pensamiento sólo tuvo en su favor, al efectuarse la votación, una ·débil mayoría. Ultimamente, la proposición aprobada en el Club Literario lo ha sido por unanimidad de la Junta Directiva. Todo esto prueba que hay muchos que piensan como nosotros, que la letra actual no satisface las ~xigencias naturales de una com– posición de esta clase y que hay tendencias y disposición bastante generalizadas no sólo a promover una reforma sino a aceptarla. Prueba también que hay sobrado fundamento para preguntar, cuál es la verdadera letra del Himno Nacional y si se puede conside– rar como tal una, sobre cuyo texto exacto no hay conformidad de opi– niones, cuya adopción oficial no consta, que parece h~ber sido con– siderada sólo como provisoria y que nadie sabe de memoria sino por fragmentos. Como se deduce de la proposición copiada, nuestro objeto era hacer desaparecer las imperfecciones de que adolece la letra conser– vando todos esos fragmentos, los cuales, sobre ser los más poéticos y entusiastas, se encuentran grabados en la memoria de todo perua– no de alguna ilustración. Pero lejos de nosotros la absurda idea de imponer al gusto po– pular las modificaciones que merecieran la aprobación del Club en e'I concurso iniciado. El Club no inviste autoridad ni representación al– guna, para quitar su carácter de oficial, si lo tiene, a la actual letra, ni para atribuírselo a una nueva; menos aún para imponer a nadie las modificaciones de que se trata. La Junta Directiva sólo ha desea– do satisfacer las exigencias del gusto literario. Si una vez modifica– da la letra, esas modificacio·nes llegaran a alcanzar un día la acep– tación general y a popularizarse, esa llegaría a ser la verdadera letra de nuestro Himno Patrio. Si por el contrario, el estro poético de los concursantes no correspondiera desgraciadamente a las exigencias literarias de nuestras clases ilustradas, nada se habría alteraqo, y la letra subsistiría como hoy .se.encuentra hasta que vinieran, más tar– de, sus verdaderos y dignos reformadores, que, estamos .seguros de ello, llegarán algún día.

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