Símbolos de la patria

SIMBOLOS DE LA PATRIA 231 FRAGMENTO DE LA SOLICITUD PRESENTADA POR EL MAESTRO FRANCISCO FILOMENO EL , 24 DE ABRIL DE 1901, AL MINISTRO DE GOBIERNO, APOYANDO EL ANTERIOR DICTAMEN "He intervenido en las gestiones hechas para descubrir la auten– ticidad de nuestra ca.nción nacional, proporcionando la cartina· ori– ginal, que me fue entregada personalmente por el maestro don José Bernardo Alcedo. - V. E., en su elevado criterio, comprenderá la importancia técnica del informe emitido por la Comisión Especial compuesta del señor don Miguel Valle 'Riestra y demás ilustrados y competentes profesores. Allí se da como última razón de la autenti– cidad de la canción, el hecho de estar conforme en lo absoluto la pieza musical presentada por don Claudio Rebagliati, con la cartina de que hago mención, como que procedían de un mismo origen, vi– niendo así la última a desvanecer cualquiera duda que pudiera abri– garse respecto a la cuestión que sostenía Rebagliati". "V. E. me permitirá manifestar que esa cartina la recibí de ma– nos del maestro Alcedo el año 1836 en la Capital de Chile, para en– tonar el himno patrio, con motivo de la ovación que se hizo al Ge– neral Gamarra, que visitó entonces aquella Nación". "Puede suponerse con cuánto interés y veneración habré custo– diado esa reliquia musical, que representa y simboliza nuestras glo– rias patrias, cuando sólo pude desprenderme de ella para hacer res– plandecer la verdad y con ella la autenticidad de nuestra canción". "Con ese mismo interés y con todo ahínco, he procurado enseñar la Canción a la juventud de esta Capital y de los Departamentos de Arequipa, Trujillo, Tacna, Moquegua, Junín y Lambayeque desde el año 1844 procurando depurarla, así .de los cambios como de los au– mentos que se ha pretendido introducir en ella". "Esta labor fue para mí mucho más austera en el año 1840, en que don Carlos Eklund, hizo una verdadera metamorfosis de la Can– ción, introduciendo muchos adornos, y pretendiendo iniciarla con una introducción que jamás tuvo. Había de ser extranjero el señor Ek– lund, para que llegara a quitar la virilidad, temple y limpieza de las notas originales del g.ran maestro Alcedo, que aún hoy hacen llegar hasta nosotros · el ardor patriótico de los que nos dieron libertad e independencia". "El señor Eklund llevó su pretensión al extremo de populari– zarla mediante dos ediciones, una hecha en esta Capital y otra en Hamburgo, por los años 1849 a 1851; siendo de advertir que uno de

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