Símbolos de la patria

326 GUSTAVO PONS MUZZO Ya el estruendo de broncas cadenas que escuchamos tres siglos de horror, de los libres al grito sagrado que oyó atónito el mundo, cesó. Por doquier San Martín inflamado, libertad, libertad, pronunció, y meciendo su base los Andes la anunciaron, también, a una vo~. Con su influjo los pueblos despiertan y cual rayo corrió la opinión; desde el istmo a las tierras del fuego desde el fuego a la helada región. Todos juran romper el enlace que natura a ambos mundo negó, y quebrar ese cetro que España, reclinaba orgullosa en los dos. Lima, cumple ese voto solemne, y, severa, su enojo mostró, al tirano impotente lanzando, que intentaba alargar su opresión. A su esfuerzo saltaron los grillos y los surcos que en sí reparó, le atizaron el odio y venganza que heredara de su Inca y Señor. Compatriotas, no más verla esclava si humillada tres siglos gimió, para siempre jurémosla libre manteniendo su propio esplendor. Nuestros brazos, hasta hoy desarmados estén siempre cebando el cañón, que algún día las playas de Iberia, sentirán de su estruendo el terror. En su cima los Andes sostengan la bandera o pendón bicolor, que a los siglos anuncie el esfuerzo que ser libres, por siempre nos dió. A su sombra vivamos tranquilos, y al nacer por sus cumbres el sol, renovemos el gran juramento que ren_dimos al Dios de J acob.

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