Fénix 1, 104-120
después de imponer en Bolivia la constitución vitalicia, que fomenta la erró- nea conducta de los persas (15) y ve, en ese y otros poemas laudatorios, la anticipada justificación de sus propósitos autoritarios. A poco, José Pérez de Vargas recibe la Medalla del Libertador (16) y un nombramiento que lo convierte en Director General de todas las escuelas de la República. Se diría que el acento gratulatorio de "El Vaticinio" ha influído en el discernimiento de tales distinciones. Pero es indudable que envuelven un acto de elemental justicia. Porque José Pérez de Vargas ha cumplido vein- te años de profícua e incesante labor. Hombres de gran prestancia +como Hipólito unánue, Miguel Tafur, José Joaquín de Larriva, Carlos Pedemonte y Justo Figuerola- lo distinguen con su amistad. Y de él se podrá decir que además de hablar con perfección el castellano; además de su gran familiaridad con las musas griegas y romanas; además de su gusto exquisito para percibir las bellezas que encierran los escritos de la sabia antigüedad; además de su numen que reúne a la facilidad admirable del cantor de las Metamorfosis, la elegancia, la riqueza, la amenidad y la gracia del legislador del Parnaso; y además, fi- nalmente, de su indefesa aplicación a educar la juventud, aun tras- pasando los límites a que están circunscritos sus deberes; posee en alto grado el don de la enseñanza o, lo que viene a ser lo mismo, la claridad, la exactitud, la precisión, el método y el orden que tan indispensables son en los maestros para que bien trasladen a las almas de los jóvenes las luces de las suyas (17). "Traspasando los límites a que están circunscritos sus deberes", José Pérez de Vargas descuida la versión de su vida intima, oculta el ritmo de su peripecia individual, y deja, en su propia rama, el fruto de las contemplacio- nes que angustiaron el alma. Podría decirse que su amor a la palabra de los antiguos humanistas ha ido labrando su desasimiento de las actuales cosas humanas, su deshumanización, Y aun se aproxima a confesarlo, en un inge- nuo concepto sobre la riqueza: no es mi deseo ser rico, ni ser pobre, ni lo mucho apetezco. ni lo poco; más que nada me falte ni me sobre (18). Pensamientos, ambiciones y desengaños, amores, todo lo envolvió en representaciones. Y hoy nos esquiva la íntima razón de sus inquietudes. (15).-Por aquellos dias se daba el nombre de "persas" a los diputados que propiciaban la continuación de la dictadura bolivariana. (lG).-"Liberatoris Do!ivaris iiuniismate insignito", dirá, más tarde, al enunciar sus titulos. Vcase (19 y siguientes. (17).-Mercurio Peruano: N" 781; Lima, 6 de abril de 1830. (18) .-Véase (75. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.1, enero-junio 1944
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