Fénix 1, 140-142

manidad luego de pasar por un proceso de siglos y después de rectificar errores, iba a la con- secución de la justicia social, las fuerzas de la esclavitud, del egoísmo y de la bestialidad aga- zapadas en la cueva siniestra del subhombre, desencadenaron por segunda vez en un cuarto de siglo la lucha apocalíptica actual para sojuzgar al espíritu humano y para saquear la ri- queza del orbe. Pero el espíritu es indomeñable, la fuerza del pueblo, imbütible, y la histo- ria tiene un curso que nadie podrá hacer retroceder. El hombre de hoy lucha y muere, pa- dece hambre y privaciones, por el bienestar de mañana, por la seguridad y la libertad de todos los tiempos por venir. Pero n o sólo lucha contra la opresión amenazante y contra la inminente desaparición de las valores humanos, sino contra la miseria secular, contra la ig- norancia consuetudinaria, contra la enfermedad implacable, contra los riesgos de toda clase y contra todas las limitaciones que la materia impone a,l espíritu. Lucha también por su emancipación definitiva. Lucha para asegurar su dignidad humana. Lucha por una autén- tica democracia. El mundo actual es, pues, al mismo tiempo que un mundo de transición, un mundo de liberación. El nuevo mundo que han de construir los hombres sobre los escom- bos de la Fjuerra, s ~ r á pnr esencia el mundo ?e 1;i liberta? v de la segiiridxi. rl mundo de la iusticia y de la más elevada cultura. Mañana cuando las conquistas de la humanidad sobre la animaiidad se h a ym asegurado, habrá ternlinndo la prehistoria y com~nzrará la verdadera historia del hombre sobre la tierra. E n sus primeras páginas se escribirá la epopeya de nues- tro tiempo. Este mundo de transición, llena de graves amenazas, de cruentos dolores, de gran- des congojas, de inmensas responsabilidades, de luchas titánicas, de crisis verdaderamente salvadoras, marcará la primera piedra miliar de la historia. Y el momento que vivimos se re- cordará por mil generaciones como el tienpo del destino, el cuarto de hora en que se salvó el género humano. Un nuevo esclavo, la máquina, soport.rá la carga que por siglos re- cayó pesadamente en los hombros de las masas humanas. Ella permitirá a los trabajadores y a los hombres libres la participación de la cultura, del esparcimiento y del júbilo de vivir. Por el cultivo del espíritu e11 gerirrosa comunidad, los hombres se elevarán y se dignifica- rán. Entonces sus posibilidades de desarrollo y perfección serán infinitas. Los que vivimas en csie momento serizrnos verdaderamente ~iiortunadossi pudiésemos contribuir en algo al a& venimiento de un mundo mejor en que la cultura sea legítimo patrimonio de todos y n a odio- so privilegio de unos cuantos. Agradezco en nombre de todos mis compa.ñeros la desinteresada y eficaz labor de todos nuestros profesores y hago constar el éxito que ha alcanzado la Escuela de Bibliotecarios en su corto período de existencia. 'Agradecemos también la generosa acogida que nos ha brindado Insula. Antes de emprender la tarea que a cada uno nos ha correspondido, nos hemos dado ci- ta también para despedirnos todos los que estuvimas reunidos en cerrada falange. Y en esta ocasión pido a todos mis compañeros de estudio que hagamos una profesión de fé biblio- tecaria prometiendo ser los defensores y los depositarios del libro y de la idea. Que este sea nuestro pequeño tributo a la consagración de nuestros maestros. Señores profesores, muchas gracias. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.1, enero-junio 1944

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