Fénix 1, 19-27
La inmensidad de esa emoción la percibimos claramente, recordando un pasaje de un poema de John Keats titulado: "Al leer por primera vez la tra- ducción de Homero hecha por Chapman", donde compara la emoción por él experimentada en ese momento, al descubrimiento de un nuevo planeta. Una- muno alude también a la grandeza de los sentimientos en la niñez: "Los sen- timientos que el arte nos removía dentro del alma en aquel bendito colegio eran análogos a los que removía en las almas antiguas, infantiles, almas de una pureza, que sin cansancio de la vida abrían los ojos a todo color y a to- da línea, a toda brisa aromática el olfato, a todo rumor el oído, a todo ay! y a todo grito de júbilo, por pasajeros que fuesen, el corazón. Todo era pa- ra nosotros, como para los primitivos, misterioso. . ." (Unamuno, Miguel de Recuerdos de niñez y mocedad. Buenos Aires, Espasa Calpe, 1942. p. 48- 49). "El arte se nos revelaba antes aún que la naturaleza. El arte, dice Schiller que nació del juego y el juego es la vida del niño. El niño nace ar- tista y suele dejar de serlo en cuanto se hace hombre. Y si no deja de ser- lo, es que sigue siendo niño". (Ibid, p. 4 4 ) . Hoy en día nos damos cuenta de la importancia de la lectiira infantil y en los últimos años se ha desarrolla- do mucho la idea de este tipo de biblioteca que encontró muchos tropiezos en sus comienzos. En primer lugar, aún entre los biblioJecarios existía alSprin- cipio mucha incomprensión en cuanto a la necesidad de la lectura en los ni- ños. Pero las grandes figuras de la profesión sí se dieron cuenta de esta res- ponsabilidad de la biblioteca. El Dr. W. F. Pole, en una reunión de los bi- bliotecarios británicos, en Londres, en 1877 expresó su interés por las biblio- tecas infantiles cuando dijo estas palabras llenas de verdad: "Nunca se nos antojaría excluir a los niños de las iglesias. iPor qué, entonces, nos empe- ñamos en prohibir la entrada del niño en la biblioteca?. . . El período forma- tivo del niño es el que va de los diez a los catorce años", Por ello es de ca- pital importancia el que el niño frecuente la biblioteca durante su formación. Abunda en estas mismas ideas el bibliotecario Sir Redmond Barry al expresar que "si fuese necesario quitar siete años de lectura a una persona, sería pre- ferible quitarle siete años en la vejez y no permitir que los hombres entren en la biblioteca después de los 63 años". Otra objeción de los bibliotecarios miopes era en relación a la conservación del libro porque la vida de éste en manos de los niños es corta. Pero hay que tener en cuenta que un autor escribe para ser leído, para propagar sus ideas y prefiere encontrar su libro muy usado y ajado, a verlo intacto. Es claro que existen libros raros que debemos cuidar, pero la gran mayoría pueden ser reemplazados y su desgas- te es la mejor prueba del interés que encierran sus páginas. Con las primeras bibliotecas infantiles se renovaron los problemas que ya habían surgido antes, en la administración de las primeras bibliotecas para adultos. Fué preciso, para solucionarlos, establecer clases especiales en las escuelas de biblioteconomía, donde se les estudió y resolvió. Hoy tenemos en estas escuelas, varios cursos sobre organización y administración de bi- bliotecas infantiles, sobre las preferencias de los niños en cuanto a lectura e Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.1, enero-junio 1944
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