Fénix 1, 19-27

LAS BIBLIOTECAS'INFANTILES 23 ilustración del libro, sobre eI arte de contar cuentos, y por último, sobre bi- bliotecas escolares. La biblioteca infantil no debe estar limitada a sus paredes. La biblio- tecaria debe visitar las escuelas, las instituciones sociales de su barrio, los parques donde juegan los pequeños y los hospitales de niños, para contar cuentos o presentar funciones de títeres; debe dar charlas invitando a los ni- ños a visitar la biblioteca pública explicando en forma sencilla su reglamen- to o las condiciones necesarias para ser admitido a ella. Actualmente en los Estados Unidos, el número de niños que frecuenta la biblioteca es tal, que en muchas de ellas, circulan hasta tres obras infantiles por cada obra de adulto. En un comienzo fué necesario estudiar también el aspecto externo de la sala de lectura, porque hasta los mismos muebles tienen una gran influencia sobre el niño. Este no puede quedarse quieto en una silla poco cómoda y re- sulta difícil mantener una natural disciplina en habitaciones que dan a ca- lles de mucho tráfico porque el ruido es contrario a la plácida tranquilidad de que debe estar rodeado. Existe ya entre los bibliotecarios un acuerdo acerca de los principios fundamentales de la biblioteca infantil que son: asistencia voluntaria, entra- da libre para todas las edades, una educación orientada hacia el respeto al li- bro y el modo de usar la biblioteca, colecciones c6inpuestas de los mejores li- bros infantiles con exclusión sistemática de los malos, elección de biblioteca- rias con profundos conocimientos de buena y apropiada literatura, en espe- cial de la literatura infantil y que posean además habilidad para comunicar a los niños el amor a los buenos libros. La selección de los mejores libros y el rechazo de los malos resultaba muy difícil al comienzo porque la producción era escasa y los libros bGenos, pocos. Hoy, el problema radica en el esfuerzo de las bibliotecarias que lu- chan por levantar el nivel del libro infantil. Este es un trabajo que exige un sentido crítico de alta categoría. Por medio de esta crítica, la biblio- tecaria ayuda a precisar cuáles son las buenas cualidades que debemos bus- car en el libro infantil, a cuyo conociiniento se llega por la experiencia. Se puede interesar a los escritores más destacados para que se animen a escri- bir para los niños, discutiendo con ellos los problemas específicos de este tipo de lectura. Es necesario también conseguir la ayuda de las editoriales para que reimpriman ediciones agotadas, traduzcan las mejores obras de la literatura infantil mundial, mejoren la tipografía, el formato y la encuader- nación. En la actualidad, en Norte América, las casas editoras más impor- tantes tienen una sección especial dedicada a la publicación de libros infan- tiles, dirigida por una especialista en lectura infantil, que a menudo es una bibliotecaria. El libro infantil difiere del libro para adultos, no porque sea de inferior calidad intelectual sino porque tiene que satisfacer otra clase de intereses. En la juventud disponenios de tiempo para leer y debemos apro- vecharlo para educarnos. Si se juzga que la finalidad de una biblioteca es Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.1, enero-junio 1944

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