Fénix 1, 19-27
LAS BIBLIOTECAS INFAXTILES 2 5 estilización, pero esta es una idea falsa. Ei niño no piensa en estilizar cuan- do dibuja, sólo quiere representar la realidad t ~ 1 cual es, pero no !o logra por- que le falta la técnica para ello; la prueba es que aquéllos que tienen dotes de dibujantes representan la realidad en todoi sus detalles. 'il es curioso ano- tar que cuando el niño juzga dibujos infantiles, una de las primeras cosac que critica es el exceso de í'antasía. En el éxito de una obra, e1 formato es muchas veces tan importante como el contenido. Algunos niños desdeñan los volúmenes gruesos, otros, en cam- bio, leen solamente libros con muchas páginas. La tipografía y el papel tam- bién influyen igualmente, así como el hccho de que la tarjeta de circulación del libro tenga marcado el número de muchos lectores contribuye a asegu- rar su popularidad, a la manera de un plebiscito que refleje el gusto de la ina- yoría. Los niños difieren de los adultos, en que no es extraño que lean el mis- mo libro diez veces seguidas por puro encantamiento. Dos tipos de obras debemos ofrecer en una biblioteca infantil, obras de fantasía y obras de rea- lidad. Las que traten de la realidad deberán ser sobre todo veraces: 110 conviene dar a los niño.: una idea falsa de la vida haciéndola consistir en una serie de aventuras, luchas con maestros tiranos, viajes marítimos en los que un novato dirige el barco y vence todos los peligros, continuos golpes de buena suerte y una persistencia de casos en que el héroe realiza hazañas im- posibles. La mezcla del mundo real con el mundo fantástico tiende a torcer el sentido de los valores en el niño. Sale de la lectura descontento de su vida cotidiana y rutinaria. Pero el contacto con una vida enteramente fan- tástica, con un mundo poblado de seres simpáticos y antipáticos, en el que puede suceder lo más imprevisto, que no está regido por leyes ni limitado en manera alguna, como es el mundo del cuento de hadas, le es provechoso pues le permite dar rienda suelta a su fantasía, aunque él sepa perfectamente que dicho mundo no existe pero él, no obstante, vive libremente. 1\10 se in- sistirá nunca bastante sobre la buena influencia del cuento de hadas que pro- fundiza mucho la experiencia emocional del niño. Por primera vez éste com- parte emociones ajenas; se identifica con Ios sufrimientos de otros, simpatiza con las víctimas que sufren sin ser culpables y de este modo cultiva su ima- ginación, necesidad imperiosa en nuestros días. Su horizonte mental se am- plia. Para el niño cuyo ambiente es estrecho y prosaico, los cuentos de Ea- das son como la alfombra mágica que los lleva a territorios en donde encuen- tran cosas maravillosas, bellas y llenas de misterio. Así se dispone el niño de un medio saludable para volar, para escaparse de la vida diaria. Los ni- ños tienen mucha energía y un deseo tremendo de expresarse. El cuento de hadas satisface esta necesidad de la propia expresión. La vida cotidiana de un pequeño está constantemente limitada por fronteras que no puede fran- quear, por leyes que no debe romper, por objetos muy pesados que no le es posible mover, por muebles muy altos difíciles de escalar, etc. En el cuento de hadas todos estos obstáculos se desvanecen. Se identifica con el héroe Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.1, enero-junio 1944
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