Fénix 1, 46-86
(24) que Fray Melchor "tomó una casa inmediata al convento en la que más de un año contra mi voluntad ha vivido". Pero él jamás pudo imaginar que las cartas reservadísimas que había enviado al Virrey I t u r r i ga r a~se podrían conocer algún día. En una de ellas (25) del 21 de junio de 1808, tratando de esa misma exclaustración, decía así: " . . .digo con la reserva que me in- tima que el Padre Comendador no hay duda se excedió en pretender que se recogiera al claustro el P. D. Fray Melchor Talamantes, que vive en el siglo con licencia mía. Yo Sr. Exmo. se la franquee en efecto, a mi ingreso al Ofi- cio de Provincial, por haberme representedo que para cumpiir con la Comi- sión que V.E. le había confiado en servicio de la Corona, necesitaba un ama- nuense; que por estar trabajando hasta la media noche, o se había de quedar en el Convento, o se le había de abrir las puertas a quella hora para que se fuera a su c a s a . . . " ¿Qué imparcialidad podía haber, cuando los testigos, aiín revestidos de la investidura sagrada, no retrocedían ni ante el perjurio? El P. J O S ~ Serán , mercedario de Quito, había dicho al pasar por México que "el P. Talamantes se había huído de Lima de la noche a la mañana, aún estando para predicar un sermón de la Purísima en su Octava" ¿Pero cómo podía fugarse en vísperas de la octava de la Purísima que es el 15 de diciem- bre, cuando la licencia del Provincial de Lima ya estaba dada desde el 20 de septiembre anterior? Los padres Andrés Bonilla y Manuel Mercadillo aprovecharon a su vez para cebarse en el caído. Por años tuvieron que soportar la supremacía de su talento y sus actitudes independientes, y la hora del desquite había lle- gado. El primero era el más furibundo. Probablemente tuvo particular ene- mistad contra Fray Melchor, porque entre los papeles de éste último se en- contraron dos escritos dirigidos al Rey a principios de 1808 pidiendo que se le recogiese a Bonilla la gracia de Maestro. Iban firmados por un tal Fray Pedro de Carcasosa, que sin duda era un falso nombre del mismo Tala- mantes. Bonilla dice: "Su genio ha sido el mas bullicioso e inquieto; amigo de disensiones y discordias; díscolo, altanero, soberbio. atrevido, amante de insultar a los sujetos más condecorados, de mayor lustre y honor en la reli- gión. . . esta provincia ha estado acuchillada con la conducta y lengua maldi- ciente, sufriendo que con la metralla de sus procederes le dé guerra y la des- hon r e . . . es tanta su altivez y orgullo, que por no rendirse ni sugetarse a ju- risdicción alguna, ni aún las licencias de confesar y predicar quiso entregar en el tiempo de la Santa Visita, aún pidiéndoselas yo en repetidas ocasiones ... irreligioso, inquieto, díscolo, revoltoso, perturbador de la paz y de la socie- dad; altanero, libertino y más soberbio que Lucifer. El concepto que de él me tengo formado, según lo espuesto y el manejo que de é! he tenido y por el mal nombre que tiene en el siglo, digo que es un hombre muy ma lo . . ." (26) -- (24).-Documentos.. . de García. T. VII, p. 149. (25).--Documentos.. . de García, T. VII, p. 495. (26).-Documentos.. . de García, T. VII, p. 153-155. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.1, enero-junio 1944
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